El título de esta reseña hace referencia a una nueva colección de la editorial Graó, una de las más importantes del país en el ámbito educativo, desde donde se tratará de fundamentar con evidencias científicas de la neurociencia, de la psicología cognitiva o de las didácticas específicas, las prácticas educativas basadas habitualmente en la experiencia docente previa.
El libro que nos ocupa es el primer título de esta colección que se inicia hablando de evidencias de la psicología cognitiva de forma rigurosa y sistemática. El autor ha dividido el libro en cinco bloques y un epílogo. En el primer bloque, breve pero muy interesante, plantea el estudio científico del aprendizaje y la enseñanza como antídoto contra los sesgos cognitivos que pueden influir en la práctica docente. En el segundo bloque, el más extenso, presenta los conocimientos científicos que hemos obtenido sobre los procesos cognitivos del aprendizaje, es decir, sobre cómo la información es procesada, almacenada y recuperada y, por tanto, sobre los componentes, la organización, los procesos y la reorganización de la memoria, este último aspecto muy relacionado con el cambio conceptual. También habla de la transferencia de aprendizajes a contextos diferentes y del aprendizaje profundo y la creatividad. En el tercer bloque aborda los factores socioemocionales que influyen en la motivación y en el rendimiento académico de los estudiantes, y en el cuarto nos presenta la autorregulación en el aprendizaje, en particular, la metacognición y el autocontrol y sus efectos en el éxito escolar. En el último bloque se detalla la investigación relativa a procesos clave de la enseñanza, como la instrucción, el feedback y la evaluación. El libro acaba con un epílogo en el que se cuestionan las principales ideas seudocientíficas sobre el aprendizaje (o neuromitos educativos) como los estilos de aprendizaje, los periodos críticos y los entornos enriquecidos, el potencial cerebral o los hemisferios dominantes, y todo documentado con una extensa bibliografía de dieciocho páginas, donde se mezclan referencias clásicas con otras más recientes.
En el libro aparecen ideas muy interesantes para el aprendizaje, como que con la repetición no basta para memorizar: «¿Cuántas veces ha visto un billete de diez euros? ¿Lo podría dibujar?» pregunta el autor. Hay que comprender, relacionando con los conocimientos previos, y evocar, tratar de recordar lo que se ha aprendido sin releerlo, y explicarlo a uno mismo o a otro con las propias palabras, porque «si no lo sabes explicar, no lo sabes». El hecho de pedirle al cerebro que recupere esta información es lo que le indica que es importante y que la debe tener a mano. Por otro lado, respecto a los currículums escolares, el autor defiende la profundidad sobre la amplitud, puesto que si el currículum es muy extenso el alumnado no tendrá tiempo para relacionar los conocimientos y no aprenderá.
En resumen, un libro muy adecuado para enseñar psicología cognitiva al profesorado en formación o en activo que quiera basar su docencia en evidencias y ayudar al alumnado a aprender.