Si queremos que la ciencia sea nuestra guía, los científicos deben arriesgar un poco más en las respuestas, con análisis cualitativos y opiniones expertas.
En el libro aparecen ideas muy interesantes para el aprendizaje, como que con la repetición no basta para memorizar. Hay que comprender, relacionando con los conocimientos previos, y evocar.
Para que sean un instrumento útil, hace falta que las guías alimentarias tengan en cuenta los aspectos culturales, antropológicos, educativos, sociales y económicos, así como la dieta habitual de la sociedad a la cual van dirigidas.
¿Se puede estudiar la aplicación de la neurociencia a la educación manteniendo todos los detalles del método científico utilizado en neurociencia? O, todavía más básico, ¿se puede aplicar la neurociencia a la educación?
El concepto de ciudad educadora parte de la evidencia de que el espacio no es neutro, sino que genera, difunde y refuerza imágenes y valores de manera explícita e implícita. Este carácter comunicativo es más intenso cuanto más complejo, diverso y rico es el espacio de referencia.
«Neurociencia y educación» es un libro muy recomendable para el profesorado de cualquier nivel educativo, para el futuro profesorado y para los investigadores (psicólogos, pedagogos, neurocientíficos) que se ocupan de problemas educativos.
Las siguientes reflexiones se basan en la premisa de que la vida individual y social se abre a un conjunto de posibilidades entre las cuales la digitalización es una de ellas.
Para la generación de científicos españoles del primer tercio del siglo xx, ciencia y educación formaban un binomio inseparable, absolutamente imprescindible en el proceso de construcción de la ciudadanía libre.
La pseudociencia es un subproducto del prestigio de la ciencia como empresa social y como medio de obtención de conocimiento. Su carácter es inherentemente negativo, dado que, por definición, la pseudociencia es un fraude intelectual consistente en productos, prácticas o ideas ajenas a la racionalidad científica que,
Sin duda, alcanzar una sociedad basada en el conocimiento es un reto que compete a muchos actores, y la universidad es uno de los que representan un papel fundamental. La ciencia cambia el mundo, pero también el mundo en su sentido más amplio puede cambiar la ciencia.