Que yo recuerde, había más mariposas cuando yo era pequeño. Entonces había también plomo en la gasolina, lluvia ácida y aguas residuales que se vertían sin remedio en nuestras playas. Quizá hemos acabado con el plomo de los combustibles y el agua de las alcantarillas ya no se envía directamente al mar, pero buena parte de las mariposas tampoco están: nuestro medio ambiente es así de complejo.
«Es urgente tomar medidas para divulgar a qué se arriesga Europa con la pérdida de biodiversidad»
En la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) tenemos acceso a una base de datos que se llama «Indicador europeo de mariposas». Los datos más actuales dicen que la población de mariposas de prado ha disminuido un 60% desde 1990. Economistas obstinados y legisladores de largo recorrido a menudo ignoran, por su aparente insignificancia, la pérdida de una especie animal o vegetal. Sin embargo las mariposas son indicadores ambientales más que valiosos.
Leyendo los diarios comprobamos que la prensa no se ocupa a menudo de la destrucción de nuestra biodiversidad, pero especula activamente sobre la causa de la crisis económica y financiera. Eso pone en perspectiva la relación que tenemos con nuestro medio ambiente en comparación con otros aspectos de nuestras vidas.
En la Agencia Europea de Medio Ambiente, nuestra tarea fundamental, en asociación con la red de 32 estados miembros, es «vigilar» el medio ambiente en Europa. Ahora bien, ¿cómo se puede comunicar a una audiencia potencial que supera los 500 millones el resultado de este trabajo? Impulsados por la voluntad de ampliar la base de nuestros lectores, el AEMA lanzaba a principios de 2009 una nueva publicación anual: Señales. A partir de historias en primera persona queríamos que la audiencia pudiera prepararse para los debates que centrarían la discusión sobre política medioambiental durante el año que empezaba.
‘Señales 2010’: La biodiversidad, el cambio climático y tú
Señales 2010 se ha convertido, este año, en un viaje muy documentado por varios rincones del planeta: siguiendo el curso de agua de los glaciares de los Alpes hasta el permagel del Ártico y el delta del Ganges. Por el camino, los lectores descubren cómo el cambio climático modifica el ciclo tradicional del agua en las montañas, con consecuencias inciertas para millones de personas. Uno de los protagonistas es un guía de montaña, el cual describe cómo la propia composición de la roca está cambiando, a medida que aumentan las temperaturas y el núcleo congelado se derrite.
Con 2010 declarado como el Año Internacional de la Biodiversidad por las Naciones Unidas, Señales ha hecho un esfuerzo por conectar con el público. Más que crucial, es urgente tomar medidas para divulgar a qué se arriesga Europa con la pérdida de biodiversidad: el último Eurobarómetro indica que los europeos no se sienten bien informados sobre la biodiversidad y que la principal razón que dan los ciudadanos para justificar su pasividad ante la pérdida de biodiversidad es que «no saben qué se puede hacer».
Con este desconocimiento como trasfondo, Señales debía incluir una referencia accesible a la desaparición de especies. Y lo hace con un artículo sobre las abejas y el papel que cada uno de los europeos puede tener en la pantalla panorámica, multicolor y con sonido multidireccional que es el medio natural.
Tan solo unas horas después de que Señales 2010 se pusiese a disposición del público, instituciones educativas de toda Europa y ministerios de Suecia y Noruega encargaban veinte mil copias, con el objetivo de que la publicación sirviese como herramienta para estimular el conocimiento del medio. En el futuro, el AEMA cuenta con desarrollar este ángulo, dando a la comunicación científica un espacio más relevante y conectando con audiencias jóvenes. Así estaremos haciendo un enorme favor al medio ambiente.