La trayectoria de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) está fuertemente marcada por el impulso de la cultura científica y el fomento de la transferencia de conocimiento. En estos momentos en los que las sociedades se enfrentan a retos extremadamente complejos, abordamos esta misión preocupados por innovar en formatos que nos acerquen a públicos diversos y con el empeño de que la comunicación de la ciencia que impulsamos desde la FECYT sea cada vez más inclusiva, plural y multidisciplinar.
Lograr un alto grado de confianza e interés del público en la ciencia requiere establecer una relación de escucha entre todos los agentes implicados: instituciones, personas expertas, medios de comunicación y ciudadanía. Es por ello imprescindible tomar el pulso a la relación entre ciencia y sociedad, algo que la FECYT lleva a cabo a través de la Encuesta de percepción social de la ciencia y la tecnología.
Esta encuesta es una consulta bienal que realizamos desde el año 2002 y única de estas características en España. Constituye un escaparate donde observar cambios y nuevas tendencias entre diferentes grupos de población.
«Las nuevas tecnologías y el acceso generalizado a internet han tenido un impacto evidente en las fuentes de información que utiliza la población para informarse sobre ciencia»
Sin entrar en el detalle de los resultados –disponibles en la página web de la FECYT–, la encuesta señala una evolución positiva en el interés por la ciencia: mientras en 2004 solamente el 6,6 % de la población afirmaba de manera espontánea que le interesaba la ciencia, en 2022 ese porcentaje asciende al 12,3 %. Sin embargo, aún existen brechas por sexo, edad y nivel de estudios.
También ha aumentado el número de ciudadanos que realiza actividades relacionadas con la ciencia y la tecnología y avanza de forma importante la percepción positiva de la ciencia, ya que cerca de dos terceras partes (64,4 %) considera que los beneficios de la ciencia y la tecnología son mayores que los perjuicios.
Las nuevas tecnologías y el acceso generalizado a internet han tenido un impacto evidente en las fuentes de información que utiliza la población para informarse sobre ciencia: mientras que en 2004 solo el 15,1 % citaba internet como primera fuente de información científica, en 2022 lo hicieron el 71,2 % de las personas encuestadas. Como curiosidad, la prensa en papel era la principal fuente de información científica en 2006 para el 20,7 % de la población. En 2022, solo el 3,8 % de los encuestados la mencionan.
Observando con más detalle a qué se refieren los encuestados cuando dicen que se informan por internet, el 68 % menciona «vídeos» y plataformas como YouTube como fuente de información; el 64,9 % cita las redes sociales, y cerca de la mitad (48,7 %), los medios digitales especializados.
Estos cambios tienen efectos no deseados, como la facilidad con la se puede propagar la desinformación. Por eso, desde la FECYT hemos querido dar respuesta a esas demandas desde el rigor. Este año hemos coproducido con RTVE dos series audiovisuales de divulgación científica (Ciencia Maps y El año de las emociones) y seguimos impulsando SINC, nuestro medio digital de comunicación especializado en ciencia.
La encuesta señala otra corriente que cobra cada vez más fuerza en el seno de la sociedad: desde 2018 aumenta el número de personas que opina que los conocimientos científicos son la mejor base para elaborar leyes y regulaciones, y que la ciudadanía debería jugar un papel más importante en las decisiones sobre ciencia y tecnología que les afectan directamente.
Esta creencia, que también compartimos, nos ha llevado a desarrollar un nuevo proyecto estratégico en la FECYT que trabaja en el ámbito del asesoramiento científico. Hemos puesto en marcha la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (Oficina C) en colaboración con dicho Congreso, y también hemos creado el primer Science Media Centre en España, que ofrece a los medios y a los periodistas recursos, contenidos fiables y fuentes expertas para cubrir la actualidad relacionada con la ciencia.
Estamos trabajando, por tanto, para que la ciencia sea una parte esencial en las agendas y la toma de decisiones políticas, sin olvidar nuestro objetivo final: que la cultura científica impregne todo el tejido social y logremos, entre todos, una sociedad comprometida con la ciencia, con espíritu crítico y que participe de manera informada en la toma de decisiones sobre cuestiones clave que la afectan.
