Entrevista a Santiago F. Elena

«En España no hay ni las instalaciones ni la experiencia necesaria para tratar enfermos de Ébola»

santiago f elena

Doctorado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia en 1995, Santiago F. Elena conoce de cerca los virus. Sus investigaciones se centran en el estudio de los mecanismos que generan y mantienen la enorme diversidad genética de los microorganismos y, en concreto, de los virus de RNA. Actualmente es profesor de investigación del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, centro mixto de la UPV y el CSIC, donde lidera el grupo de investigación de virología evolutiva y de sistemas. Nos recibe en el despacho de su laboratorio para hablarnos sobre enfermedades víricas, pero hay una especialmente letal que protagoniza la conversación: la causada por el virus del Ébola. «Debido a que interfiere en la respuesta antiviral de las células, hay todo un período en el que nuestras defensas no son capaces de controlar el virus, y este se va replicando y colonizando. Además, como no es un virus adaptado a los humanos, lo que hace es una infección generalizada. Cualquier célula susceptible de ser infectada la infecta. Y la mata. Este virus infecta un montón de tejidos distintos y los va destruyendo». A pesar de todo, Santiago F. Elena confía en que pronto habrá una vacuna eficaz contra el Ébola.

¿Qué es un virus?
La estructura más simple de un virus es una molécula de acido nucleico que lleva una cubierta de proteínas. Eso lo diferencia de las bacterias, por ejemplo, que son células. Ser una célula significa ser autónomo, poder replicarse por si mismo. Un virus, en cambio, es un parásito obligatorio, que tiene que entrar en una célula para replicarse. Pero no todos los virus son malos, los hay absolutamente asintomáticos. Si un virus está en una célula pero es capaz de replicarse sin alterar el metabolismo de ésta, no habrá enfermedad.

¿Qué factores favorecen la aparición de nuevas enfermedades virales?
Posiblemente esté relacionado con la alteración genética. Si estamos cultivando terrenos que antes eran selva virgen, y estamos favoreciendo que plantas cultivas y plantas silvestres estén en contacto, o si tenemos ganado en lugares donde antes no había nada, y ahora está en contacto con animales salvajes, puede haber la posibilidad de que un insecto pique a un organismo y se lo pase a otro. En el caso de las enfermedades humanas es básicamente el mismo proceso. Estamos entrando, de forma masiva, en lugares donde antes no había humanos o había pocos. El Ébola ya existía hace años, pero si una persona se comía un animal infectado fallecía ella y la gente más cercana, y basta. En cambio ahora hay mucha facilidad para moverse y esto provoca que aparezcan más enfermedades y que se esparzan más fácilmente.

¿Por qué es tan difícil controlar determinadas infecciones o encontrar vacunas contra enfermedades causadas por virus como el Ébola o el VIH?
Es una cuestión compleja. Fundamentalmente diría que, como el virus está dentro de una célula, está protegido. Hay que desarrollar un antivírico que sea capaz de bloquear la replicación del virus dentro de la célula sin afectar a ésta. Y ese es el problema: ¿cómo interfieres sin hacerle nada a la célula? Por ello, lo más efectivo hasta el momento son las vacunas: inyectar o bien trozos de virus desactivado, o bien virus vivo atenuado. El control, pues, pasa por la prevención antes que por el tratamiento. El caso del sida es distinto a otras enfermedades víricas porque es un retrovirus, está integrado en el genoma de las células huésped, escondido. De momento se usan las terapias combinadas de distintos fármacos. En cuanto al Ébola, el virus interfiere en la respuesta inmunitaria contra la infección y se bloquea la inmunidad natural de las células. Entonces el virus puede replicarse sin ninguna interferencia. ¿Por qué no tenemos una vacuna? Pues no estoy seguro. Quizás porque no se ha hecho suficiente inversión, porque hasta ahora el Ebola no preocupaba. O quizás porque las pruebas que se han hecho son limitadas y todavía no están bien testadas. Pero estoy seguro que pronto alguna de ellas funcionará bien y se usará como vacuna.

El virus del Ébola se identificó hace alrededor de cuarenta años. Sin embargo, es ahora cuando se está viviendo el brote más virulento. ¿Por qué?
Una causa sería la movilidad, sin duda. Ha habido un gran número de brotes en el pasado, pero estaban muy limitados geográficamente, ocurrían siempre en regiones muy aisladas. Se infectaban unas pocas personas y con su muerte el brote se extinguía. Una cosa buena, entre comillas, que tenía hasta ahora el Ébola es que, como es tan agresivo, una vez han aparecido los síntomas la persona ya ni se puede mover. Por lo tanto, la probabilidad de que esta persona con síntomas transmita la enfermedad a otras es muy reducida en comparación con otros virus como el de la gripe. El problema es cuando el virus llega a una ciudad grande, con alta densidad de gente. Es muy fácil que, aunque estés muy enfermo, alguien esté en contacto contigo y se contagie. Otro motivo sería la falta de medidas de higiene y de infraestructuras sanitarias. Pero el principal problema lo tenemos cuando el virus ha llegado a una ciudad grande, con aeropuerto internacional.

Entonces, ¿a partir de ahora podría extenderse la epidemia por Europa?
Podrían llegar más casos. Otra cuestión distinta es si se podría iniciar una epidemia. Si el sistema sanitario europeo se conciencia y nada más llegue una persona con síntomas de fiebre es tratada como un posible riesgo, es posible que disminuya la probabilidad de contagios. Pero veremos más casos de infectados, seguro. Eso sí, el peligro no está en los inmigrantes que saltan la valla de Melilla o los que vienen en patera, gente que lleva meses y meses caminando por el mundo. El problema es llevar el virus en avión, y aquí lo hemos importado con todos los honores.

 

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En el Estado español hay dos centros de investigación en sanidad animal. En la imagen, instalación de alta seguridad biológica del CISA (Madrid). / Foto: Ministerio de Economía y Competitivitad

Parece que se muestra crítico con los procedimientos seguidos por el Gobierno español. ¿Es así?
Puedo entender todas las disquisiciones sobre moralidad y la necesidad de no abandonar a «los nuestros». El problema es el doble rasero de siempre de este gobierno. Casos de españoles enfermos en el extranjero ha habido muchos, y no se les ha prestado atención. En el caso de los misioneros se decidió traerlos, pienso que por presión de la Iglesia, o por una cuestión moral, personal o política… Pero no se valoró correctamente el riesgo que conllevaba. Lo primero que había que tener en cuenta es si hay en España las instalaciones y la experiencia necesaria para liderar un tema como éste. Y la respuesta es no. Se han hecho chapuzas, como estamos viendo, una detrás de otra. Ni los trajes de protección son los adecuados, ni su desinfección, ni los compartimentos para quitárselo… Una alternativa hubiese sido tratar a los misioneros en el lugar de origen de la enfermedad, o sea, llevar a los militares, montar un hospital de campaña en condiciones y tratarlos allí con todas las garantías.

 

Sacrificar o no sacrificar Excalibur. ¿El perro de Teresa Romero, la enfermera infectada, representaba un peligro o una oportunidad?
Como científico te diría que Excalibur era una oportunidad buena para estudiar cómo funcionas el virus en los perros. Ahora bien, la pregunta es: ¿disponemos de las instalaciones necesarias para tener a un perro infectado de Ébola? Hay dos laboratorios de seguridad animal en España, el CReSA de Barcelona y el CISA de Madrid, y los dos tienen laboratorios de nivel de bioseguridad 4, que ya es más de lo que tenemos en el hospital. Podrían haber llevado al perro allí. No sé quién tomó la decisión de matarlo, pero seguramente fue de nuevo una decisión política, de una persona dominada por el pánico o con la necesidad de quitarse problemas de encima. Pero yo no lo hubiera matado, yo lo hubiera estudiado.

¿Están siendo sensacionalistas los medios de comunicación?
Absolutamente. El miedo de la gente se debe a la falta de información. La gente tiene que estar informada seriamente, pero la opción de los medios de comunicación es el alarmismo. Hay que dar información, pero sin dramatizar, porque eso todavía favorece más el miedo. Ahora mismo en España hay otra epidemia, que es la legionela, por la que han muerto una decena de personas. Si lo valoras en términos de víctimas, aquí es más importante la legionela. Pero no interesa, no se comenta.

Imposición de manos, agua del mar, aceites esenciales de canela y orégano, iones de plata u ozonoterapia por vía rectal. Son algunas de las supuestas curas contra el virus del Ébola que ya se están anunciando. ¿Cómo hay que actuar ante estos reclamos?
El Ministerio de Sanidad debería impedir cualquier visibilidad de toda pseudomedicina y pseudociencia. Parece que de ayer a hoy ya se han inventado un montón de remedios contra el Ébola. ¿En quién los han probado? ¿Con qué probabilidad funcionan? Es todo un bulo que se aprovecha del miedo y la ignorancia de la gente. Ante esto, el Ministerio debería tomar una posición beligerante. Pero teniendo en cuenta que la virgen del Rocío nos tenía que sacar de la crisis…

¿Estamos cerca de la erradicación total de las enfermedades víricas o queda mucho camino por recorrer?
Se está investigando muchísimo tanto en virus humanos, como de animales y de plantas. Tenemos el desarrollo de nuevos fármacos para tratar los síntomas e intentar paliar los efectos de la infección. También hay muchas líneas de investigación para controlar las enfermedades víricas, intentando comprender los mecanismos moleculares por los que los virus hacen todo su proceso. Una vez conocidos, tienes la posibilidad de desarrollar moléculas que atacan específicamente cada uno de los procesos. Además, se están explorando también terapias completamente alternativas basadas en moléculas de RNA interferente, que consiguen que la célula degrade el virus antes de que actúe. Pero no estamos cerca de la erradicación de las enfermedades víricas. Desarrollaremos un antiviral, aparecerá una cepa de virus resistente y tendremos que desarrollar otro antiviral, que seguramente será una modificación del primero. Es una carrera continua. Quizás la solución pase por hacer campañas de vacunación eficaces, como ocurrió con la viruela, que impidan que el virus se transmita. Pero, en definitiva, la erradicación absoluta de las enfermedades víricas es imposible.

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