La península de las plantas
Biodiversidad y etnobotánica en las culturas eslavas de los Balcanes
La península de los Balcanes es el área más diversa de Europa en cuanto a plantas vasculares: entre 7.000 y 8.000 especies catalogadas. Los habitantes de esta región comparten una herencia en cuanto a usos de los recursos naturales y hablan lenguas similares. Existe una amplia literatura relacionada con el reconocimiento y la aplicación de las plantas, pero que mayoritariamente no proviene del uso de la moderna metodología etnobotánica. Así pues, este campo representa un reto para el futuro de las exploraciones etnobotánicas.
Los Balcanes (a menudo conocidos como la península de los Balcanes) son una región geopolítica y cultural del sureste de Europa. La región toma el nombre de los Montes Balcanes, con una superficie total de 555.000 km2 y una población de 55 millones de habitantes. La mayor parte de la zona está cubierta por montañas que se extienden de noroeste a suroeste. Las principales cadenas son los Alpes Dináricos, en Eslovenia, Croacia y Bosnia, el macizo del Šar, que se extiende desde Albania a Macedonia, y la cordillera de Pindos, que recorre desde el sur de Albania hasta el centro de Grecia. En Bulgaria hay cordilleras que van de este a oeste: los Montes Balcanes y las montañas Ródope. El clima es mediterráneo en la costa adriática y subtropical húmedo y oceánico en la costa del Mar Negro, mientras que en el interior es continental moderado.
La península de los Balcanes es el área más diversa de Europa en cuanto a plantas vasculares. Con 7.000-8.000 especies catalogadas, es uno de los 25 «puntos calientes» o centros de biodiversidad de la Tierra (Stevanović y Vasić, 1995).
«La península de los Balcanes es la mayor área de Europa en plantas vasculares, con cerca de 8.000 especies registradas»
La península Balcánica se encuentra actualmente dividida en varios estados que tienen todo o parte de su territorio en este marco geográfico: Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Grecia, Macedonia, Montenegro, Serbia, Eslovenia y Rumanía. Varios grupos étnicos viven en esta zona; el más numeroso es el de los pueblos eslavos meridionales, los que hablan las llamadas lenguas eslavas meridionales. Estos pueblos integran varios grupos étnicos (búlgaros, serbios, croatas, macedonios, eslovenos, bosnios, montenegrinos, yugoslavos, bunjevcis, goranis, de nacionalidad musulmana1, etc.), que suman 40 millones de personas. Ellos son la principal población de Bulgaria, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia y Eslovenia.
De acuerdo con la naturaleza de la investigación etnobiológica, en la que el idioma común y la transmisión oral del conocimiento son muy importantes, este trabajo tratará sobre la diversidad de la flora medicinal y otros aspectos etnobotánicos en los países balcánicos eslavos.
La diversidad vegetal
Describimos a continuación algunos aspectos de la naturaleza en los países balcánicos eslavos con especial atención a la flora y a las plantas útiles. Las referencias de los trabajos florísticos y etnobotánicos en base a los que proporcionamos los datos de la flora así como de plantas endémicas y útiles, por el hecho de ser muy numerosas no tienen cabida en un artículo divulgativo como este.2
Bosnia y Herzegovina se caracterizan por la gran riqueza en materia de diversidad de genes, especies y ecosistemas. Hay distintos hábitats aislados, tales como acantilados, cañones y las cumbres más altas, con un tipo de vegetación específico. Este territorio ha actuado como centro de dispersión de algunas especies de flora que se han expandido a otras zonas de la península de los Balcanes. Existen diversas áreas relictas donde encuentran refugio muchas plantas de la era terciaria y especies animales de gran importancia para la biodiversidad local y global. La diversidad vegetal alcanza 3.289 especies repartidas en 847 géneros y 161 familias. Diversos autores han reportado entre 64 y 308 especies popularmente utilizadas en diferentes áreas, con información de hasta 1.665 recetas o modalidades de uso.
Bulgaria por su parte, contiene tres áreas biogeográficas (alpina, continental y el mar Negro), gran variedad de comunidades y ecosistemas y casi todos los principales tipos de hábitats europeos. La diversidad de paisajes, de características geológicas y de microclimas y miles de años de actividad humana han dado como resultado una rica diversidad de especies, comunidades y hábitats naturales. Bulgaria es uno de los países con mayor biodiversidad en Europa. De 3.900 especies de plantas superiores, 498 son endémicas de Bulgaria (186 son especies endémicas de Bulgaria y 312, endemismos de los Balcanes). Trabajos publicados sobre esta zona han proporcionado información de entre 73 y 250 especies con usos medicinales y de otros tipos.
Por otro lado, Croacia es una de las áreas europeas más ricas en biodiversidad gracias a su posición geográfica, en la encrucijada de varias regiones biogeográficas (continental y costera), y a sus características ecológicas, climáticas y geomorfológicas. Estas condiciones, en combinación con diversas actividades humanas tradicionales, han contribuido también a incrementar la riqueza excepcional del paisaje. Hay 8.871 especies de plantas registradas, 523 de las cuales son táxones endémicos. Los estudios de la zona han recogido de 30 a 260 recetas populares a base de plantas.
La antigua República Yugoslava de Macedonia tiene una topografía diversa, con altas cumbres y profundos valles recortados y rodeados de montañas, ríos, lagos y fuentes termales. La abundancia de ecosistemas, hábitats, comunidades y especies hacen de su impresionante biodiversidad un punto clave en Europa. Tiene dos regiones biogeográficas, una continental y los Alpes, más una subregión: el área submediterránea. Hay más de 270 comunidades de vegetación en el territorio de Macedonia, 3.218 especies de plantas, 114 de ellas endémicas. Hay datos de usos tradicionales de más de un centenar de especies vegetales.
Otro país situado en los Balcanes y el Adriático es Montenegro. Se caracteriza por la diversidad de orígenes geológicos, zonas, climas y paisajes, que proporcionan unas condiciones de gran diversidad biológica y que convierten a este país en uno de los más ricos en biodiversidad de Europa y del mundo. En Montenegro hay 3.250 especies de flora vascular y 392 especies endémicas de los Balcanes. En este territorio han sido destacadas 94 especies con usos medicinales y relacionados.
«Europa suroriental y los países balcánicos son los principales productores de plantas medicinales de recolección silvestre de Europa»
Serbia se coloca en la línea de colisión entre la influencia centroeuropea y la mediterránea, caracterizada por una dinámica geotectónica turbulenta y por la diversidad de características geológicas, geomorfológicas, hidrológicas, climáticas y edafológicas que han proporcionado a este territorio una gran variedad genética de especies y de ecosistemas. Con 3.662 táxones de plantas vasculares entre especies y subespecies (39% de la flora total europea), Serbia es uno de los países con mayor diversidad florística de Europa. Los endemismos locales representan aproximadamente el 1,5% de la flora total de Serbia (59 especies), mientras que crecen 547 especies endémicas de los Balcanes. Las investigaciones han permitido identificar entre 62 y 283 especies útiles en diversas regiones del país, entre 96 y 204 preparaciones y hasta 228 utilizaciones diferentes.
Por último, Eslovenia es excepcional por su diversidad geológica, con cuatro grandes unidades naturales fundidas en un pequeño territorio: los Alpes, los Alpes Dináricos, la Cuenca Panónica y el Mediterráneo. La variedad de estratos rocosos, topografía y clima, además de sus mutuas influencias, da lugar a una diversidad excepcional de suelo y biología. Según las estimaciones, aproximadamente el 60% del medio ambiente se encuentra en estado natural o seminatural. Se han descrito 3.266 táxones de plantas autóctonas, de las cuales se han extinguido 29 especies, 80 están en peligro, 254 son vulnerables y 257 se consideran raras. Unas 400 especies han sido inventariadas como medicinales, aunque sin referencia a usos etnobotánicos.
El uso histórico de las plantas
Los antiguos eslavos conocían muchas plantas, incluidas las utilizadas en los tratamientos de diversas enfermedades: ajenjo (Artemisia absinthium) y centáurea (Centaurium erythraea), contra la fiebre; ajo (Allium sativum) como antihelmíntico; aceite de ricino (Ricinus communis), eléboro (Helleborus odorus) y calabaza (Cucurbita pepo) como medicamentos laxantes; eléboro y jengibre silvestre (Asarum europaeum) como eméticos; espárragos (Asparagus officinalis), perejil (Petroselinum crispum) y apio (Apium graveolens) como diuréticos; el roble (Quercus sp.) y la rosa (Rosa sp.) como astringentes. La principal planta y la más milagrosa en etnofarmacia era la albahaca (Ocimum basilicum), que todavía se cultiva no solo en los monasterios, sino también en jardines y macetas. Desde la antigüedad se conocían las técnicas para producir ungüentos y bálsamos. Muchas especies de plantas y aplicaciones utilizadas de la etnomedicina y la etnofarmacia eslavas pasaron a la farmacopea académica y científica de la Edad Media mediante documentos escritos en los hospitales del monasterio de Chilandar, en Constantinopla, y en otros monasterios o centros de atención médica (Katić, 1981).
Gracias a la creación de la primera farmacia a principios del siglo xiv en el puerto más importante de Serbia, el de Kotor, se extendió el uso de medicamentos y de plantas importados de las regiones tropicales y subtropicales de Asia y África. Los documentos más antiguos conservados sobre terapéutica medieval son el Hodoški zbornik (1390) y los Hilandarski medinski kodeks (Códices médicos de Hilandar, siglos xiii a xvi), basados en los conocimientos científicos de Dioscórides y de Galeno sobre las plantas medicinales. La especial significación de los Códices médicos de Hilandar se basa en que es una importantísima colección de historias clínicas escritas en lengua vernácula, en una época en la que la mayoría de los documentos similares se escribían en latín. Las propiedades curativas y tóxicas de muchas plantas han sido el motivo de muchas canciones populares: valeriana (Valeriana officinalis), manzanilla (Matricaria recutita), melisa (Melissa officinalis), camedrio silvestre (Teucrium montanum). La larga e ininterrumpida tradición en el uso de plantas con fines curativos y profilácticos en la cultura eslava está atestiguada por muchos libros de recetas, escritos tanto por autores conocidos como anónimos. Estos libros (lekaruše) datan de la época de la ocupación turca, cuando los remedios caseros a base de plantas representaban la única materia prima disponible para elaborar medicamentos (Tucakov, 1971).
Hoy en día, los países de la Europa suroriental y los países balcánicos son los principales productores de plantas medicinales de recolección silvestre de Europa (Kathe, 2006). En términos de comercio mundial de plantas medicinales, una gran parte (alrededor del 8%) se recolecta en los Balcanes. La subsistencia de muchas personas en las zonas rurales depende en gran medida de la recolección de dichas plantas. El criterio de las administraciones competentes, de acuerdo con la normativa europea, es aplicar normas estrictas de control de la recolección y del comercio de plantas medicinales, preservar los conocimientos conservados por la población y mejorar las condiciones necesarias para que estos conocimientos redunden en beneficio de la economía, así como la formación tanto de la población local como de los grandes recolectores de plantas silvestres.
El territorio de las culturas eslavas balcánicas es rico en literatura sobre el uso tradicional de plantas medicinales y en ella podemos encontrar descripciones detalladas de las plantas, partes utilizadas, métodos de recolección, preparación de remedios y procedimientos de tratamiento de ciertas dolencias. Sin embargo, todavía no se ha aprovechado la metodología etnobotánica moderna para investigar esta riqueza y hay datos de ciertos países que aún no se han publicado. Gracias a la generalización de las investigaciones etnobotánicas que actualmente se da en Europa, y que tiene la mayor tradición en Italia y España (Pardo de Santayana et al., 2010), el interés por dar un enfoque científico a esta área y por publicar estudios se ha incrementado en los últimos diez años. Dada la gran cantidad de conocimientos sobre el uso de plantas, tanto documentados como orales, que conserva la población, así como el enorme potencial de la diversidad vegetal, la investigación etnobotánica en esta zona de Europa es muy importante. Por lo tanto, es necesario servirse de todos los recursos científicos y técnicos, incluido el apoyo institucional, para ponerla en práctica.
1. Nota del traductor: Término utilizado en la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia, y todavía vigente en varios estados de la zona, para identificar a los ciudadanos nativos de religión musulmana. (Volver al texto)
2. El lector que esté interesado en ampliar la información bibliográfica puede dirigirse a los autores ([email protected]). (Volver al texto)
Bibliografía
Kathe, W., 2006. «Conservation of Eastern-European Medicinal Plants». In Bogers, R. J.; Craker, L. E. y D. Lange (eds.). Medicinal and Aromatic Plants. Springer, Holanda.
Katić, R., 1981. Poreklo srpske srednjevekovne medicine. Belgrad. SANU.
Pardo de Santayana, M. et al., 2010. «The Ethnobotany of Europe, Past and Present». In Pardo de Santayana, M.; Pieroni, A. y R. Puri (eds.). Ethnobotany in the New Europe. People, Health and Wild Plant Resources. Berghahn. Oxford.
Stevanović, V. i V. Vasić, 1995. Biodiverzitet Jugoslavije sa pregledom vrsta od međunarodnog značaja. Biološki fakultet Beograd. Belgrado.
Tucakov, J., 1971. «Srpska srednjevekovna farmacija». In Stanojević, S. (ed.). 700 godina medicine u Srba. Srpska akademija nauka i umetnosti. Belgrado.