Los autores se preguntan si la pésima gestión de la pandemia es un tema coyuntural o deriva de la propia naturaleza humana que nos hace confiar en un desenlace feliz, aunque los datos nos sugieran lo contrario.
Todavía hoy, el Muluya mantiene en buena parte de su cuenca baja un aceptable estado de conservación en lo que respecta a la calidad de las aguas, la vegetación y las comunidades animales.