Verdades y mentiras sobre el coronavirus

Las noticias falsas se han extendido al mismo ritmo que crece el número de afectados por el 2019-nCoV

coronavirus de wuhan

El 31 de diciembre de 2019, las autoridades chinas informaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre una serie de casos de neumonía de origen desconocido en la ciudad china de Wuhan. Una semana después, el 7 de enero de 2020, China identificaba un nuevo coronavirus como la causa del brote. El 2019-nCoV, como ha sido denominado de forma provisional, es parte de una familia de virus entre los cuales los hay que solo derivan en un resfriado común, pero también otros más virulentos, como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV en inglés), surgido en China en 2002, o el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), surgido en Arabia Saudí en 2012.

La difusión del virus ha ido acompañada de noticias falsas e informaciones engañosas, que han provocado cierto estado de alarmismo entre la ciudadanía. La situación real es que, según el Ministerio de Sanidad español y con datos del 5 de febrero, la letalidad del coronavirus emergente es aproximadamente del 2%. En todo el mundo, se han identificado más de 38.000 casos, en su mayoría en China, donde se han registrado más de 560 muertes. Por otro lado, 1.153 personas han superado el virus y han sido dadas de alta. El epidemiólogo Juan Bellido Blasco, jefe del Centro de Salud Pública de Castellón, señala que epidemias como la gripe causan muchas más muertes y pasan desapercibidas, ya que no se informa a la ciudadanía sobre ellas de la misma forma que se está haciendo con el 2019-nCoV. Bellido Blasco considera que el tratamiento alarmista de la situación causa una reacción desproporcionada, y destaca que la población debe tener confianza en las autoridades de salud pública, aceptar que se está investigando y que toda la información que se tenga será comunicada. Actualmente, científicos de todo el mundo trabajan para encontrar una vacuna contra el 2019-nCoV, y el mayor interrogante es hacia dónde evolucionará la situación.

Lo que sabemos

Lo más probable es que este brote de coronavirus emergente tenga su origen en una fuente primaria animal como el murciélago, y estudios como los de las revistas científicas The Lancet o Nature señalan que el genoma del 2019-nCoV está estrechamente vinculado con el coronavirus de síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Un equipo de virólogos liderado por Zheng-Li Shi, del Instituto de Virologia de Wuhan, estudió este diciembre a siete pacientes que presentaban complicaciones respiratorias y comprobó cómo el genoma del coronavirus emergente se parece al genoma de coronavirus que infectan a los murciélagos.

Mercado de Wuhan

Mercado de Wuhan (China), cerrado tras ser identificado como el foco del brote de coronavirus.

Aun así, se plantea que la transmisión se haya producido a través de un animal huésped intermediario, aunque actualmente se desconoce cuál. Tal y como indica Alma Bracho, epidemióloga molecular de virus e investigadora del Área de Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO), el análisis de muestras ambientales del mercado de pescado de la ciudad de Wuhan, considerado el foco del brote de coronavirus, podría ser clave en la identificación de la especie implicada. Lo que sí que sabemos, según explica Bracho, es que sí que se ha podido acotar el origen en el tiempo de este coronavirus emergente, que estaría a mediados de noviembre.

La principal via de transmissió del virus és la respiratòria i es baralla la possibilitat que es puga contagiar durant el període d’incubació quan encara no existeixen símptomes. Entre els símptomes es troben la febre i la fatiga, així com la tos seca i una possible dificultat per a respirar o dispnea. Tant la comunitat científica com les autoritats sanitàries espanyoles asseguren que no cal témer un risc d’expansió del contagi al territori espanyol. Actualment hi ha un cas de pacient positiu a Espanya, un turista alemany que es troba en aïllament a un hospital de La Gomera.

La principal vía de transmisión del virus es la respiratoria, y se baraja la opción de que se pueda contagiar durante el periodo de incubación cuando aún no existen síntomas. Entre estos están la fiebre y la fatiga, así como la tos seca y una posible dificultad para respirar o disnea. Tanto la comunidad científica como las autoridades sanitarias españolas aseguran que no debe temerse un riesgo de expansión por contagio al territorio español. Actualmente hay un caso de paciente positivo en España, un turista alemán que se encuentra en aislamiento en un hospital de La Gomera.

Alarmismo, racismo y desinformación

Una de las consecuencias de la difusión de noticias engañosas y del alarmismo generado por el coronavirus ha sido la aparición de actitudes racistas contra las personas chinas o con rasgos asiáticos. Esta situación ha sido denunciada por personalidades y activistas como el cantante Chenta Tsai, conocido como Putochinomaricón, que desfiló en la Madrid Fashion Week el pasado domingo 2 de febrero con un mensaje pintado en su cuerpo: «I am not a virus». Esta es la idea, de hecho, de la campaña #NoSoyUnVirus, lanzada por ciudadanos de origen chino de países como España, Francia o Italia. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha señalado esta semana que lo que se busca es combatir un virus, no a «un grupo de ciudadanos de determinada procedencia», y ha aconsejado un seguimiento de la evidencia científica. El ministro ha asegurado, además, que no hay motivos para el alarmismo.

La epidemióloga del Instituto de Salud Carlos III, Amparo Larrauri, considera, de hecho, que China está demostrando una importante eficacia de acción e información, según ha explicado en una entrevista en la Agencia SINC. La experta ha señalado que una semana después de que se confirmaran los primeros casos se identificó el genoma del virus, lo que supone «un éxito de la coordinación de la salud pública del mundo entero». Respecto al nivel de alarma de la epidemia, Larrauri indica que «si se aplican estrictamente los protocolos establecidos, el riesgo de que se transmita el virus es bajo».

Pero es el alarmismo, precisamente, el que más popular se está haciendo en redes sociales. Y el problema es, también, que a menudo ni los medios de comunicación realizan una correcta divulgación de la información científica. El jueves 30 de enero, el cirujano plástico –no experto en virus o epidemias– Pedro Cavadas declaró en Espejo Público, programa de Antena 3, que «no hace falta ser muy listo» para pensar que la cifra de muertos y contagiados de coronavirus es «diez o cien veces más» que la reconocida por las autoridades chinas, y que si se construye «un megahospital en tres semanas» es porque «no van en broma».

La información aparecida en medios de comunicación o las declaraciones de personalidades con prestigio público como el cirujano Cavadas son recibidas por la ciudadanía como fuentes fiables. Pero opiniones como estas incitan al público a buscar una especie de verdad oculta, de conspiración alrededor del coronavirus y generan desconfianza hacia las autoridades. Y, por supuesto, se difunden así noticias sensacionalistas y falsas, que satisfacen esta ansia de acceder a una verdad rápida y que confirme las sospechas. Desde la comunidad científica se alerta, de hecho, no solo contra el posible sensacionalismo de los medios, sino también contra el alarmismo presente al mismo terreno científico.

Y es que no es verdad, por mucho que se haya viralizado, que el Ministerio de Sanidad español haya emitido una notificación de emergencia, ni que haya un caso de coronavirus en Huelva, ni que haya un médico que se ha desmayado durante una supuesta operación a un paciente de coronavirus. Tampoco es verdad que enjuagarse la garganta con agua salada evite el contagio, ni hay pruebas de que Bill Gates sea el propietario de la patente del nuevo coronavirus. Algunos de estos contenidos virales muestran imágenes manipuladas, aparentes comunicados oficiales de instituciones como la OMS, e incluso titulares de periódicos o cortes de telediarios falseados. Medios como Maldita.es y su canal Maldita Ciencia están haciendo un intenso trabajo para ir desmintiendo muchas de estas informaciones falsas o engañosas, que no hacen más que fomentar el pánico y, en muchos casos, el racismo, y que desplazan la correcta divulgación científica, aquella que se basa en la comprobación y contraste de informaciones, en las fuentes expertas y la observación.

© Mètode 2020
Estudiante de Periodismo de la Universtiat de València.