El cómic autobiográfico permite hablar del cáncer desde la perspectiva del humor y compartir la experiencia de la enfermedad.
Chéjov –sempiterno enfermo–, como médico, escora hacia formas de empatía literaria. El don de la escritura agudiza sus facultades de observación clínica: es la suya una prosa que se hunde en el misterio de la vida e indaga el enigma del dolor.
El nuevo monográfico de Métode, Narrar la salud, expone varias de las maneras en las que la literatura está ligada a la medicina y la salud.
Amb ocasió de la publicació del número 96 de Mètode, Narrar la salut, parlem amb l’escriptor Julià Guillamon sobre la seua obra Travessar la riera, sorgida a partir d’una experiència mèdica intensa viscuda per ell i la seua parella.
Las narraciones literarias hechas por enfermos ayudan los médicos a entender sus pacientes, por eso la literatura está cada vez más presente en la formación médica.
Santiago Ramón y Cajal también mostró una faceta literaria. En 1905 publicó Cuentos de vacaciones: Narraciones pseudocientíficas, cinco relatos donde mezclaba conceptos científicos, ficción y algo de ironía.
Antes de que se realizaran trasplantes en humanos algunos escritores ya los habían narrado en la ficción. La literatura puede ayudar a abrir el debate ético y social sobre este tema.
Podemos separar dos momentos en la historia de las narraciones sobre enfermos de sida: antes y después del descubrimiento de las triterapias. Analizamos los cambios que ha producido en la literatura este nuevo paradigma.
La literatura y la medicina tienen un vínculo muy estrecho, ya que muchas obras se han servido de historias sobre la enfermedad y también se han ambientado en instalaciones sanitarias, entre las que destacan los sanatorios. El sanatorio antituberculoso, como espacio de aislamiento y antesala de la muerte, ha inspirado a muchos autores. La novelística del siglo XX dedicó una atención significativa a estas instituciones que, alejadas del resto de la sociedad, condicionaban la vida de los enfermos pero también su identidad.
La revisión crítica del legado literario de Woolf nos permite acercarnos a la que quizá sea una de las figuraciones literarias más intensas alrededor de la enfermedad, de sus metáforas y, al mismo tiempo, a las representaciones, los eufemismos, silencios y monstruos, plasmados en las páginas de la vida y la singular voz de una escritora esencial.