Responde XAVIER BELLÉS:
El rubor es una característica específicamente humana, puesto que, como mostró Charles Darwin en su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales, no se da en nuestros parientes más cercanos, como el chimpancé, el gorila o el orangután.
El mecanismo fisiológico por el que nos ponemos rojos de vergüenza se relaciona con la dilatación de los vasos sanguíneos. Así, al fluir más sangre por ellos, nos pintan la cara de rojo. Lo que no está claro es por qué sólo la cara y zonas adyacentes experimentan la vergüenza, y por qué las situaciones de ansiedad también lo desencadenan. Darwin, en su libro, rechaza cualquier valor adaptativo del rubor amparándose, sobre todo, en que las personas de piel oscura o negra experimentan el fenómeno, a pesar de que resulta invisible.
Xavier Bellés, Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF).
