Entrevista a Pilar Domingo-Calap

«Los fagos pueden salvar vidas»

Investigadora y directora del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio)

Pilar Domingo-Calap es investigadora Ramón y Cajal e investigadora del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), el cual dirige. Uno de los principales campos que investiga es el de la terapia de bacteriófagos, o fagos, unos virus que afectan específicamente a las bacterias. Pese a que todavía no está regulado en España, ni tampoco en buena parte de Europa o Estados Unidos, el uso de estos virus tiene un gran potencial para luchar contra uno de los principales problemas de salud pública a los que nos enfrentamos en la actualidad: la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Para concienciar a la ciudadanía sobre la problemática de las bacterias resistentes y las posibilidades que los fagos ofrecen, la Federación Española de Fibrosis Quística ha lanzado la campaña Adopta Un Fago. Como parte de esta iniciativa, el próximo viernes 2 de noviembre se celebrará en La Casa de la Mar de València el FagoFest, un concierto benéfico en el que se recaudarán fondos para financiar la investigación en fagoterapia. Hablamos con la investigadora sobre este acto, así como sobre el proceso de investigación de fagos y sus diversas aplicaciones.

¿Cómo se utilizan los fagos en la investigación?

En el caso de mi grupo de investigación, lo que tratamos de hacer es utilizar estos virus para combatir bacterias resistentes que no tienen tratamiento y necesitan alternativas biológicas. Intentamos encontrar en el ambiente los virus de bacterias específicos para poder erradicarlas.

¿Cómo realizáis esa tarea de buscar los fagos en el ambiente?

Tenemos establecidos una serie de puntos de búsqueda de los que extraemos muestras ambientales. Pueden ser aguas, suelos… en cualquier sitio se pueden encontrar fagos. Tenemos bastante consciencia de que las bacterias están en todas partes, pero la realidad es que los fagos se encuentran diez veces más presentes que las bacterias en todos los lugares. Además, tenemos un taller de cazadores de virus en València, llamado VLC Phage Hunters. Con el taller acudimos a colegios, centros educativos y ayuntamientos para divulgar sobre la problemática de las bacterias ultrarresistentes. Las personas que participan en los talleres también nos ayudan a buscar muestras de fagos de interés.

En un artículo reciente de la revista Mètode, afirmaba que los fagos se postulan como herramientas prometedoras en la lucha contra bacterias resistentes. ¿Puede explicarnos un poco más acerca de este tema?

Estamos viviendo un problema serio de resistencia a los antibióticos. Hay muchos casos ya de muertes por infecciones de bacterias que no tienen tratamiento, y que hace años, con antibióticos normales, hubiéramos sido capaces de erradicar. A día de hoy, las bacterias han encontrado la forma de sobrevivir a múltiples antibióticos, lo que hace que no haya herramientas para tratarlas. Además, desde hace años no se desarrollan nuevos antibióticos, lo que agrava el problema. De ahí que una de las alternativas sea el uso de los fagos, que son una herramienta muy útil. Lo que se hace es buscar en la naturaleza los virus necesarios para acabar con esas bacterias. Es un método tanto terapéutico y preventivo como de diagnóstico, porque al tratarse de virus tan específicos, si una bacteria responde bien ante el tratamiento con fagos podemos saber exactamente de qué bacteria se trata. Ahora mismo, lo más importante quizá sea la herramienta terapéutica, porque nos encontramos ante lo que se llama una «pandemia silenciosa». En el último estudio al respecto de The Lancet se dice que en 2019 1,2 millones de personas murieron por estas bacterias, y que desde ese año el problema solo ha crecido. Necesitamos urgentemente combatir esta cuestión.

Además del uso de fagos, ¿qué otro tipo de acciones serían necesarias para revertir esta situación?

Se requieren múltiples acciones, y los fagos son solo una de ellas. Por desgracia, tanto en Europa occidental como en Estados Unidos todavía no está regulado su uso, pese a que se está viendo que realmente los fagos están salvando vidas. Además, en muchas ocasiones estos virus consiguen que las bacterias vuelvan a ser sensibles a los antibióticos. Pero no son la panacea; está claro que hay que hacer múltiples abordajes de la cuestión, porque es un problema global que requiere de investigación y de desarrollo de nuevas alternativas. Los fagos son solo una de ellas, pero hay otros métodos que ayudan, como la vacunación y una buena higiene, que son clave para la prevención.

Los fagos no tienen un uso solamente clínico, también tienen aplicaciones en campos como la ganadería o la agricultura. ¿Podría poner algún ejemplo?

El problema de las bacterias resistentes no es únicamente humano, sino de salud global. Últimamente se está utilizando mucho el concepto de one health, y es que estas bacterias resistentes están presentes en todos los ecosistemas: en el suelo, en el agua…  Debemos enfocar cualquier investigación hacia una salud global y tener en cuenta los espacios naturales, y también los animales, ya sean domésticos o salvajes. En este sentido, la terapia de fagos debe abordarse desde múltiples perspectivas, para que sea útil ante cualquier bacteria que podemos encontrar en una  persona, animal o medio. El tratamiento realizado no solo depende de qué bacteria encontremos, sino también de dónde esté localizada esta.

De manera que cuando hablamos de terapia de fagos no nos referimos a un procedimiento concreto, sino que en cada caso se realiza de manera diferente, ¿es así?

Claro. Por ejemplo, la terapia de fagos aplicada a las plantas se suele entender más como un biocontrol. Lo esencial es que se encuentre un virus específico que afecte a cada bacteria en concreto. Lo bueno de este tipo de tratamiento es que es totalmente seguro, ya que al dar con el fago concreto que se necesita solamente habrá un virus concreto actuando en el organismo.

Adopta Un Fago es una campaña de la Federación Española de Fibrosis Quística en la que participas. ¿En qué consiste esta iniciativa?

Nosotros somos un laboratorio de la Universitat de València, y dependemos de la financiación pública para investigar. Ahora mismo estamos trabajando en unas herramientas terapéuticas nuevas, porque en muchas ocasiones las familias de pacientes con una infección por bacterias resistentes se ponen en contacto con nosotros para preguntarnos por posibles tratamientos. Cada vez nos han ido contactando más familias para que les ayudemos a poder desarrollar esos virus necesarios. Lo que pasa es que el desarrollo es muy costoso, ya que se necesita encontrar la bacteria concreta que está infectando a una persona, buscar el fago necesario, producirlo…  Tanto a nivel de producción como de contratación de personal, necesitamos más apoyo económico. Por eso, desde la Federación Española de Fibrosis Quística han hecho un llamamiento con la campaña Adopta Un Fago, que no está limitada solamente a los pacientes de fibrosis quística, sino a todos los colectivos vulnerables y a cualquier persona infectada por una bacteria resistente. Esto es algo que puede ocurrirle a cualquiera, eso hay que tenerlo claro, y por eso es necesario reunir recursos y fondos para que la fagoterapia sea una realidad en nuestro país. El próximo 2 de diciembre celebraremos un concierto benéfico en La Casa de la Mar, en València, dentro de la campaña Adopta un Fago. Todo el dinero que se recoja va a ir directo a este proyecto. Con este acto, además, pretendemos dar visibilidad y concienciar a la ciudadanía de que la resistencia a los antibióticos es un problema real; no es algo que esté llegando, ya estamos muy afectados. Por ello, hay que invertir recursos y tiempo para poder encontrar soluciones.

¿Cómo pueden los fagos ayudar a los pacientes de bacterias resistentes?

Cuando una persona tiene una infección con una bacteria resistente, los antibióticos que toma no funcionan, y esto conlleva que se les recete una cantidad más elevada de antibióticos que generalmente no solo atacan a su bacteria, sino a otras. Eso hace que, al final, una bacteria tan común como es Escherichia coli adquiera resistencia y se convierta en una de las bacterias que causan una mayor mortalidad en el mundo. Lo que se debe hacer es buscar un tratamiento específico para cada bacteria. Para ello, se extraen muestras a los pacientes afectados por estas bacterias y en el laboratorio se buscan los fagos necesarios que funcionen contra esa bacteria concreta, para poder realizar un tratamiento específico y personalizado para cada paciente y bacteria. En el caso de la fibrosis quística, se sigue el mismo proceso. Los organismos de los pacientes con esta enfermedad producen una cantidad excesiva de mucosidad, que es un ambiente ideal para la propagación de las bacterias. Muchas veces, los pacientes de fibrosis quística son niños o adolescentes a los que se les administran dosis muy elevadas de antibióticos, aunque muchas de sus bacterias sean resistentes a ellos. Estos antibióticos pueden tener efectos secundarios, como pérdida de audición o pérdida de la sensibilidad en las extremidades. Los fagos nos pueden ayudar a reducir esa infección y tratarla solo con lo necesario.

¿Cómo se encuentra actualmente en España la investigación de fagos?

En España tenemos la Red Española de Cacteriófagos y Elementos Transductores, FAGOMA, a través de la cual estamos trabajando en los fagos. Además, dentro del Grupo de Virología Ambiental y Biomédica del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas concretamente estamos centrados en la terapia de fagos. Además, desde la Sociedad Española del Medicamento se está llevando a cabo, junto a los grupos que los investigamos, los protocolos necesarios para poder legislar el uso de fagos y conseguir trabajar en un futuro desde una misma perspectiva para que la terapia de fagos se utilice de forma rutinaria. Cada vez somos más personas que trabajamos en el campo y divulgamos para que llegue a la ciudadanía la importancia de la investigación de fagos, ya que cada vez hay más bacterias para las que no hay tratamiento. En los países en los que ya se aplica la terapia de fagos, esta funciona muy bien. La idea es comenzar a hacer aquí ensayos clínicos bajo la normativa correcta, para asegurar que su uso funciona.

© Mètode 2022
Graduada en Periodismo por la Universitat de València.