Entrevista a Tomàs Marquès Bonet
«No es cierto que los chimpancés no tengan cultura»
Investigador del Instituto de Biología Evolutiva en la Universitat Pompeu Fabra
En un entorno mágico como lo es el Jardí Botànic de la Universitat de València, nos recibe Tomàs Marquès Bonet para hablar de evolución, de nuestras similitudes y nuestras diferencias con nuestros «primos», como él llama a los chimpancés. Ha venido desde Barcelona para dar una charla llamada «Primos de chimpancés, parientes de neandertales» en la que quiere responder a la pregunta «¿Quién somos?». Tomàs Marqués es licenciado en Biología y actualmente es el investigador principal del grupo Genómica Comparativa, del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/UPF) que forma parte de la Universitat Pompeu Fabra.
¿Cuál es la clave del éxito de los humanos?
No lo sabemos. Los científicos nos basamos en observaciones y en evidencias, y la evidencia es que somos el único primate que hemos colonizado toda la tierra, que lo hemos hecho en un período muy corto de tiempo –menos de 100.000 años– y que, claramente, somos más complejos que otros primates como el chimpancé, que debería tener unas capacidades parecidas a las nuestras. Claramente, somos los mejores candidatos porque hemos tenido unas capacidades de adaptación, tanto a lugares distintos de la tierra como a adversidades, que nos han hecho superiores y muy eficientes a la hora de colonizar. Esto, en principio, está relacionado con las capacidades cerebrales. De hecho, nuestro cerebro es tres veces más grande que el de un chimpancé. No hay una correlación directa entre tener la cabeza grande y ser más inteligente, pero nosotros tenemos muchas más conexiones neuronales que los chimpancés. Por tanto, todo junto, ha creado esta idea, no testada científicamente, que un incremento de las capacidades intelectuales, una gran flexibilidad para adaptarse a les adversidades y una curiosidad innata nos ha dado la clave del éxito evolutivo.
«No hay una correlación directa entre tener la cabeza grande y ser más inteligente, pero nosotros tenemos muchas más conexiones neuronales que los chimpancés»
¿Qué nos hace humanos?
Hoy en día, el problema de mi campo de investigación es que podemos comparar un chimpancé y un humano y hacer una lista de las cosas que nos separan. Pero lo que no podemos hacer es decir: esto es lo que nos hace humanos. Entre otras cosas, porque nos hemos dado a nosotros mismos, y así debe ser, un sistema ético de experimentación que no permite experimentar ni con humanos ni con chimpancés. Mi laboratorio se caracteriza por buscar cambios específicos de los humanos, pero tenemos más de tres millones de cambios, ¿cómo se cuál es el cambio que nos hace humanos? No lo sabemos. Si tuviésemos un nivel ético mucho más bajo, lo que haríamos sería coger embriones humanos e ir quitándole cambios, hasta encontrar cual es el que nos hace humanos. Pero eso no podemos hacerlo. Tampoco podemos testar estos cambios en otros animales como ratones o gusanos, porque precisamente, buscamos innovaciones humanas, solo es posible en humanos. Por tanto, tardaremos mucho tiempo en saber que nos hace humanos.
«Si tuviésemos un nivel ético mucho más bajo, cogeríamos embriones humanos e iríamos quitándole cambios, hasta encontrar cual es el que nos hace humanos»
¿Qué papel han jugado los avances en genética para descubrir quiénes somos?
Todo. La gran revolución, de la cual yo también soy fruto, es ver como se ha avanzado en los últimos diez años. Por ejemplo, el primer genoma humano costó tres billones de dólares, involucró a cinco países, centenares de científicos y tardó unos once años en hacerse. Hoy en día, hacer un genoma cuesta 800 dólares. Esto ha pasado en quince años y supone un cambio tecnológico extraordinario. Nos hemos dado cuenta que lo más importante es tener información genómica completa y no ir mirando gen a gen porque eso puede llevar a errores. Por tanto, en el campo de la genética humana, tanto la clínica como la evolutiva, tener acceso barato y rápido a genomas completos ha sido crucial.
La tendencia que hay ahora en el campo de la genética evolutiva es estudiar caracteres que los dos tenemos, pero que los chimpancés hacen mejor que los humanos o al contrario. Por ejemplo, la cultura, el sentido del humor, el sentido de uno mismo, las guerras, la política, la inteligencia… Todo esto lo tenemos los dos, pero nosotros lo tenemos mucho más desarrollado. Por tanto, esta creencia de que los chimpancés no tienen cultura o sentido del humor no es cierta. Cuanto más estudiamos a los chimpancés, más nos cuesta encontrar caracteres que nosotros tengamos y ellos no.
«Cuanto más estudiamos a los chimpancés, más nos cuesta encontrar caracteres que nosotros tengamos y ellos no»
¿Hacia dónde está encaminada la investigación en este campo?
El futuro de la investigación en el campo de la evolución, y más concretamente en el campo de la genética, es saber qué nos hace humanos. Este estudio deberá pasar por encontrar alguna forma de testar funcionalmente las bases genéticas que nos separan a humanos y chimpancés. Lo que queremos es entender qué hace cada una de estas bases genéticas para llegar a saber cosas como: ¿Por qué nosotros tenemos el cerebro más grande? ¿Por qué tenemos más conexiones neuronales? ¿Por qué nosotros caminamos? Para conocer todo esto, deberemos encontrar una forma de testarlo funcionalmente que hoy en día todavía no existe.