¿Están vivos los virus?

La respuesta a esta pregunta desde la comunidad científica es, en la mayoría de las ocasiones, «no». Sin embargo, la idea suscita un cierto debate porque depende de cómo definamos la vida. De hecho, los científicos que defienden que los virus están vivos también tienen argumentos muy solventes. El conflicto surge porque la vida es una de esas cosas que es muy fácil de reconocer, pero muy compleja de explicar y definir.

En cualquier caso, discutir si los virus son seres vivos o no tiene poco interés más allá del afán por etiquetar u organizar. Lo que sí tiene realmente interés es comprender qué son los virus y en ese terreno, afortunadamente, no hay debate. Los virus están perfectamente definidos. Es decir, que un par de científicos puedan discutir si los virus son seres vivos solamente refleja que emplean distintas definiciones de qué es la vida.

Si como característica principal de la vida simplemente atendiésemos a la capacidad de reproducirse, los virus se considerarían vivos, porque producen copias de sí mismos. Así que, lo más característico de los seres vivos, la reproducción, sí está entre sus habilidades. Sin embargo, los virus no son seres celulares, por eso suelen quedarse fuera de la consideración de seres vivos. Las bacterias, hongos, plantas y animales sí somos seres celulares, lo cual nos otorga directamente el título de vivos y desplaza a los virus, que no son uno de los nuestros.

«El conflicto surge porque la vida es una de esas cosas que es muy fácil de reconocer, pero muy compleja de explicar y definir»

Generalmente, en la descripción de aquello que está vivo se enumeran los siguientes requisitos. Primero, un ser vivo alberga información genética, y los virus la poseen. Segundo, los seres vivos están compartimentados. Los virus también ya que, aunque no se constituyan como células, mantienen su material genético y proteínas aisladas del medio. Tercero, los seres vivos son susceptibles de mostrar evolución darwiniana. Sin entrar en detalles, las variantes que aparecen del SARS-CoV-2 son la prueba de que los virus cumplen este requisito. Cuarto, los seres vivos son capaces de transformar la materia y la energía externa para su propio funcionamiento. Aquí es donde los virus fallan, son demasiado simples. Este último requisito solamente lo cumple un compartimento complejo como una célula, llena de maquinaria molecular que actúa coordinada y orquestada por el material genético. Los virus están aislados del medio exterior, pero no poseen orgánulos especializados para interaccionar con él.

Es interesante aclarar que la razón por la que los virus no cumplen el requisito de ser vivo no es que sean parásitos, muchos seres vivos lo son, sino por simples. Son poco más que ADN o ARN y alguna proteína. Los virus no tienen metabolismo propio de la materia y la energía, por eso no encajan en (la mayoría de) las definiciones de vida. Eso sí, qué duda cabe que tampoco son elementos inertes.

Responde Miguel Pita, investigador y profesor de Genética en la Universidad Autónoma de Madrid.

«Los Porqués de Mètode» es un consultorio de ciencia donde lectores y lectoras mandan su pregunta o duda científica y una persona experta las responde. Podéis enviar vuestras preguntas a través de este formulario. Entre todas las que publiquemos sortearemos un lote de publicaciones de Mètode al final de cada trimestre.

© Mètode 2021
Investigador y profesor de Genética de la Universidad Autónoma de Madrid. Autor de Un día en la vida de un virus: Del ADN a la pandemia (Periférica, 2020).