¿Por qué no ha tenido éxito la aplicación de rastreo Radar COVID?

La lucha digital contra la COVID-19 se resiste

Radar COVID

Radar COVID es la aplicación lanzada por el Gobierno central para combatir la expansión de la pandemia de COVID-19 en España. Se trata de una app, creada por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, que permite a las personas contagiadas introducir un código, proporcionado por los sistemas de salud de las diferentes comunidades autónomas, para avisar así a todos aquellos que tengan la aplicación y que hayan estado a menos de dos metros de la persona que ha dado positivo en las últimas dos semanas, y durante más de 15 minutos. La prueba piloto se llevó a cabo en la isla canaria de La Gomera, el pasado mes de julio, y los resultados obtenidos fueron prometedores: la eficacia de la aplicación casi dobló a la del rastreo manual.

«A partir de ocho millones de descargas, la app podría ayudar a reducir en un 30% el impacto de los efectos de la pandemia»

No obstante, ¿por qué su implementación no ha tenido éxito a nivel estatal? El epidemiólogo e investigador de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO), Salvador Peiró, afirma que «no parece que haya evidencias sobre su efectividad, por tanto, esta es conjeturable». Desde su lanzamiento, algunos aspectos han dificultado su funcionamiento y la posibilidad de alcanzar el grado de eficacia esperado. Para empezar, el número de descargas. Según informa el Ministerio de Sanidad, hasta el 26 de noviembre, más de cinco millones y medio de personas la habían descargado en sus teléfonos. No obstante, desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial explican que «el objetivo es llegar a ocho millones» ya que «se estima que este umbral equivale al 20% de la población, a partir del cual la app podría ayudar a reducir en un 30% el impacto de los efectos de la pandemia, al atajar cadenas de contagio de forma notoria».

A pesar de que el número de descargas crece cada semana, tampoco se conoce con certeza si los usuarios hacen un uso activo de Radar COVID. Los datos compartidos por la Secretaría de Estado notifican que, hasta el 26 de noviembre, «se han comunicado más de 18.000 positivos que han introducido el código en la app». Este crecimiento se ha visto impulsado en las últimas semanas desde que regiones como la Comunidad de Madrid o Cataluña empezaran a repartir códigos.  Solo en septiembre y octubre, los primeros meses en los que la app ha estado activa en varias comunidades, se produjeron más de 700.000 nuevos contagios, según los datos ofrecidos desde la página web del Ministerio de Sanidad.

Códigos que nunca llegan

Foto: Pexels

La distribución de los códigos es otro aspecto problemático ya que, si estos no se reparten a las personas contagiadas, la aplicación es inservible. Mientras que Radar COVID ha sido creada y diseñada por el Gobierno central – el cual también almacena y unifica todos los datos que le llegan desde las diferentes regiones –, la gestión cotidiana de la aplicación recae en las Comunidades Autónomas. Cada comunidad puede escoger el modelo de rastreo y suministro de códigos que le convenga. Algunas comunidades esperan a que el rastreador ofrezca el código y el paciente con la aplicación en el móvil lo acepte. Otras regiones generan un código por cada positivo, pero solo lo entregan cuando el rastreador lo ofrece y el paciente lo recoge o lo descarga de una web. Esto provoca que se generen miles de códigos, y que muchos de ellos no lleguen nunca a ser usados. Por último, otras comunidades envían un código vía SMS junto al comunicado de positivo. En estos casos, todos los positivos reciben su código de forma directa, lo que puede resultar mucho más efectivo a la hora de incentivar la instalación de la aplicación.

«El reparto de códigos de forma efectiva por parte de las Comunidades Autónomas, junto a las descargas de la ciudadanía, es lo que determinará el éxito de la app»

Además de estas diferencias en el reparto de códigos de las Comunidades Autónomas, surgen continuamente problemas en la generación de códigos, principalmente porque muchos usuarios no llegan a recibirlos. Según informa la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial, «el reparto de códigos de forma efectiva por parte de las comunidades autónomas es lo que, junto a las descargas de la ciudadanía, determinará el éxito de la app». No obstante, otro inconveniente surge si un positivo no tiene la aplicación en el móvil antes de recibir el diagnóstico y se la instala para introducir su nuevo código. Aunque el usuario lo registre, Radar COVID no puede mandar ninguna información al servidor porque la aplicación no estaba activa en su dispositivo en los días anteriores, cuando posiblemente pudo contagiar a otras personas.

Llamadas y falsos positivos

Foto: Pexels

Después de que una persona con la aplicación Radar COVID en su móvil haya sido notificada por haber estado cerca de alguien que ha dado positivo en una prueba PCR, el usuario ha de extremar las medidas preventivas y vigilar si desarrolla síntomas en los siguientes diez días. Si este es el caso, debe ponerse en contacto con los servicios de atención para advertir de esta alerta. Cada comunidad tiene también su sistema: en algunas, como la Comunidad Valenciana, se puede comunicar vía web, mientras que, en otras como la Comunidad de Madrid, la persona ha de llamar desde una línea de teléfono dedicada a centros de atención primaria. Para el médico e investigador, Salvador Peiró, «la aplicación podría facilitar la tarea de los rastreadores o, también, aumentar sus cargas de trabajo sin incrementar la efectividad, por ejemplo, en el caso de que se detectara un gran número de falsos positivos». En este sentido, añade que, «también podría incrementar la carga de trabajo de la atención primaria si los usuarios consultan directamente con esta cuando reciben un aviso de la aplicación».

Retrasos en la implementación y falta de promoción

Esta herramienta estaba prevista para funcionar en todas las Comunidades Autónomas a mediados del pasado mes de septiembre, pero su integración en los distintos sistemas sanitarios sufrió retrasos, precisamente en algunas de las regiones clave para su funcionamiento. Estas fueron las que contaban con las áreas metropolitanas más pobladas, como es el caso de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Desde finales de octubre, la aplicación ya está disponible en todas las comunidades, siendo la Comunidad Valenciana la última en ponerla en marcha.

Este aspecto ha sido crítico para determinar tanto su eficacia como para promover su uso entre los ciudadanos. Según Salvador Peiró «la asincronía en la implantación entre las comunidades autónomas ha generado confusión ya que en muchos casos la aplicación no estaba disponible o no conectada a los sistemas de información de las Comunidades Autónomas». A su vez, el epidemiólogo afirma que «la promoción ha sido escasa y probablemente no ha estado bien orientada. Se ha hecho mayor hincapié en la protección de datos que en la utilidad de la app». La aplicación cuenta con perfiles en dos de las redes sociales más importantes: Instagram y Twitter. Sin embargo, el impacto de los contenidos publicados en ambas ha sido muy reducido. Dentro de estos perfiles, se puede observar que la actividad de promoción ha sido escasa. Instagram a penas suma cincuenta publicaciones, mientras que, Twitter, – a pesar de ser la red en la cual se ha concentrado la mayor parte del esfuerzo de difusión –, la constancia con la que se suben los tweets no es diaria.

Foto: Pexels

Confianza en la tecnología y seguridad de los datos

La percepción que tiene la sociedad de la tecnología juega un papel muy importante a la hora de confiar en aplicaciones como Radar COVID. Las dudas sobre la privacidad han sido uno de los factores que han limitado las descargas de la app. Sin embargo, Radar COVID no recoge datos personales o, la geolocalización, ni puede determinar la identidad de la persona. Utiliza, en cambio, la conexión Bluetooth de cada dispositivo para que los móviles puedan intercambiar identificadores anónimos. Los datos se almacenan y viajan dentro del sistema para avisar sobre un posible contagio. Además, los datos solo se guardan en el dispositivo durante catorce días. Así mismo, cada código ofrecido a los positivos en COVID-19, y que han de introducir en la aplicación, es de uso único y caduca a los siete días. De esta forma, se impide a los usuarios compartir códigos con sus conocidos o familiares

 

Radar COVID y Europa

«Actualmente, la Comisión Europea ha habilitado un nodo que hace que los positivos comunicados desde una app puedan desencadenar notificaciones en contactos estrechos que usen otras aplicaciones», asegura la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. La información publicada por la Comisión Europea indica que «este servicio funciona según un sistema “descentralizado” donde los cálculos ocurren en la aplicación del usuario». Así mismo, «el requisito es que estas apps estén adheridas al nodo, que de momento funciona solo con aplicaciones con protocolo descentralizado», explica la Secretaría de Estado. La aplicación española es una de ellas, junto a países como Alemania o Italia. «Esto ha sido adoptado por la mayoría de los Estados miembros, aunque se están analizando soluciones para incluir los sistemas centralizados», es decir, «aquellos cuyos cálculos se realizan en un servidor seguro de la autoridad sanitaria nacional», confirma la información publicada por la Comisión Europea.

«Es probable que las personas que se descargan y usan la aplicación sean las más preocupadas por enfermar»

 Falta de evidencia y desigualdad de uso

Salvador Peiró indica con respecto al escaso uso de Radar COVID que «es probable que las personas que se descargan y usan la aplicación sean las más preocupadas por enfermar y adopten simultáneamente comportamientos que reducen el riesgo». De esta forma, «la aplicación se extendería preferentemente entre personas de menor probabilidad de contagio», explica el especialista en salud pública. No obstante, para que la aplicación sea verdaderamente eficaz debe estar instalada en los móviles de una masa crítica de la población, que la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial posiciona en ocho millones de descargas, tal como se ha comentado antes. «En atención sanitaria existe una extensa cultura de basar la utilización de las tecnologías médicas en evidencias científicas», subraya Peiró. Por lo que, según sentencia el investigador de FISABIO, el punto más débil de Radar COVID es la ausencia de evidencias sobre su efectividad en la detección de casos y contactos, así como el incremento de la carga de trabajo en la atención primaria.

© Mètode 2020
Estudiante de Periodismo de la Universitat de València.