Tras la huella: El patrimonio paleontológico del País Valenciano

Un recorrido por los fósiles y yacimientos más representativos del territorio valenciano

«El País Valenciano es una tierra propicia para la paleontología»

Los paleontólogos tienen muy claro que, si quieren encontrar fósiles, no los pueden buscar en cualquier lugar. De todos los tipos de rocas, únicamente las rocas sedimentarias suelen incluir restos fósiles de organismos, aunque hay que señalar que no todas las rocas de este tipo contienen fósiles. Estas rocas se forman por la acumulación de partículas en el fondo de las cuencas sedimentarias, un proceso que también puede comportar el soterramiento de organismos y la conservación de algunas partes de su cuerpo. Estos sedimentos sufren un proceso de compactación y diagénesis que muchas veces finaliza cuando la tectónica provoca la fractura y la elevación de grandes masas de roca, que quedan expuestas y al alcance de los procesos de erosión.

El País Valenciano es una tierra propicia para la paleontología porque la práctica totalidad de las rocas que afloran en superficie son de carácter sedimentario y, por lo tanto, susceptibles de poseer fósiles. Si consultamos un mapa topográfico del territorio, observaremos dos unidades montañosas de gran envergadura y muy diferenciadas: la parte más meridional del Sistema Ibérico, al norte de la provincia de Valencia y en la provincia de Castellón –donde limita con las Cordilleras Costeras catalanas–, y la parte más septentrional del Sistema Bético, que ocupa buena parte de la provincia de Alicante y el sur de la de Valencia. Allá donde el relieve es más accidentado, es más factible encontrar rocas de edades diferentes y, por lo tanto, una mayor diversidad de fósiles.

«Existen puntos muy localizados de la geografía valenciana en los que la tectónica y la erosión han provocado el afloramiento de rocas muy antiguas»

Atendiendo a un mapa geológico del País Valenciano, veremos que la mayor parte de las rocas –exceptuando las más recientes, del Cuaternario– pertenecen a dos eras geológicas: el Mesozoico o era de los dinosaurios, que empezó hace 250 Ma (millones de años), y el Cenozoico o era de los mamíferos, que sucede al Mesozoico en la tabla de los tiempos geológicos hace 65 Ma. Si tenemos en cuenta que los metazoos complejos aparecen y se diversifican hace aproximadamente 540 Ma, deducimos que el registro fósil valenciano no es de los más antiguos que existen y que aquí el Paleozoico se encuentra por debajo de materiales más recientes. Sin embargo, existen puntos muy localizados de la geografía valenciana en los cuales la tectónica y la erosión han provocado el afloramiento de rocas muy antiguas, como las del Ordovicio del barranco de Alcotas (Chelva) y otras rocas paleozoicas en Marines y Montán. Pero la superficie en la que afloran estas rocas es muy reducida y, por lo tanto, su contenido fósil no es muy notable ni ha sido estudiado en profundidad.

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Titanosaurio de Morella en la exposición «Nuestros dinosaurios»./ Alexandre Sepúlveda.

Dinosaurios en el territorio

Como hemos avanzando antes, el Mesozoico es una de las eras geológicas más representadas en las rocas del territorio y aporta algunas de las mejores joyas paleontológicas valencianas. Ya en el primer periodo del Mesozoico, el Triásico, encontramos fósiles valencianos interesantes como las huellas de reptiles de Bejís de hace 245 Ma. Pero también se han encontrado testigos de la vida en los mares, como los bivalvos de Bugarra, que aparecen junto con unos extraños organismos llamados conodontos, de los que sólo suele conservarse su aparato bucal y que se extinguieron en este periodo. En el Mesozoico, la mayor parte del territorio valenciano se encontraba por debajo del nivel del mar, mientras que sólo algunas partes de lo que es hoy el oeste de Castellón y de Valencia se encontraban emergidas. Los materiales del tránsito entre el Jurásico y el Cretácico de estas zonas aportan buenos testigos de la presencia del denominador común de los medios continentales de esta era: los dinosaurios. El área de Morella es un punto fundamental de la paleontología de dinosaurios o «dinosaurología» española, porque los fósiles de este grupo de vertebrados están muy abundantes y son conocidos y han sido estudiados desde medios del siglo XIX.

Son numerosos los afloramientos valencianos localizados en la llamada cuenca del Maestrazgo, unos yacimientos que se encuentran en continuidad con los de la provincia de Teruel, también importantes, y que demuestran una vez más que la paleontología y la geología entienden muy poco de fronteras políticas. En el área valenciana de esta cuenca se ha detectado la presencia de un buen puñado de especies de dinosaurios de diferentes grupos como saurópodos, terópodos, tireóforos o iguanodontes. Además, alguna de ellas ha sido denominada y descrita a partir de material extraído en esta zona. Es el caso de Morelladon beltrani, un iguanodonte recientemente descrito descubierto en las arcillas de la cantera del Mas de la Parreta. Los geólogos acostumbran a agrupar los estratos con características litológicas similares en formaciones geológicas. Los materiales del Mas de la Parreta dan nombre a la formación geológica llamada «Arcillas de Morella», una formación que aflora en múltiples puntos de la comarca de Els Ports –como Cinctorres, Vallibona o Todolella– en los que también aparecen fósiles de dinosaurios. Los materiales de esta formación se depositaron en esta área hace unos 125 Ma (Cretácico inferior) en un medio parecido a una laguna mareal. Los fósiles de dinosaurios de muchos puntos del planeta suelen aparecer en rocas que se formaron en condiciones parecidas: ambientes sometidos a la dinámica de las masas de agua que atraían a los dinosaurios y conservaban rápidamente los cadáveres, de forma que se evitaba la completa degradación de los cuerpos.

«El primer dinosaurio descrito en el País Valenciano fue oficialmente reconocido en 2001 con el nombre de ‘Losillasaurus giganteus’»

A pesar de la abundancia de dinosaurios en esta formación y todo el tiempo transcurrido desde la identificación de los primeros fósiles, el primer dinosaurio descrito en el País Valenciano fue oficialmente reconocido en 2001 con el nombre de Losillasaurus giganteus, en honor a la población de Losilla de Aras, en la comarca de Los Serranos. Este saurópodo del Jurásico superior contaba con una longitud de veinte metros y un peso de treinta toneladas, unas dimensiones que lo convirtieron en el dinosaurio más grande de la zona hasta que en 2006 fue descrito Turiasaurus riodevensis, un inmenso saurópodo de Teruel que probablemente compartió los ecosistemas con Losillasaurus.

La comarca de Los Serranos es, junto con la de Els Ports, la que presenta mayor abundancia de fósiles de dinosaurios. Además del yacimiento de Losilla de Aras, en esta comarca también se han encontrado fósiles en localidades como Alpuente o Titaguas. Esta variedad de saurópodos y herbívoros en general se complementa con la presencia de grandes carnívoros como los alosaurios de Buñol o los ceratosaurios de Chera, que conforman una notable muestra de lo que eran estos ecosistemas. Cabe destacar también los materiales de Tous (La Ribera Alta), con una notable diversidad de especies, y los de Chera (La Plana de Utiel-Requena) y Sot de Chera (Els Serrans), que forman parte de los dominios del Parque Geológico de Sot de Chera –el único parque geológico del País Valenciano–, que han aportado numerosos fósiles de dinosaurios y otros animales, como pterosaurios que vivían en esta zona durante el Cretácico superior.

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Rusophycos, icnofósil de la cantera de Riba-roja./ Arturo Gamonal.

Pero las evidencias valencianas de la presencia de estos reptiles no se limitan únicamente a los huesos. En otros puntos de la geografía valenciana aparecen evidencias indirectas de actividad de dinosaurios: sus huellas. En el País Valenciano encontramos más de diez yacimientos de icnitas de dinosaurios que, conjuntamente, han sido declarados Bienes de Interés Cultural y que en algunos casos cuentan con rutas e itinerarios diseñados para la divulgación del patrimonio. Estos yacimientos se encuentran distribuidos por las zonas emergidas del Jurásico y Cretácico valenciano y se concentran en el área de Morella, el noroeste de la provincia de Valencia y el macizo del Caroig. La localidad de Alpuente concentra la mayor parte de los yacimientos de icnitas de dinosaurio del País Valenciano, como el de Corcolilla, que recibe el nombre de una aldea cercana, de 140 Ma (Jurásico superior) en el que se pueden encontrar más de cien huellas tridáctilas (de tres dedos) de dinosaurios bípedos de poco tamaño, que en algunos casos aparecen agrupadas en rastros. La coincidencia de huellas de dinosaurios con otros fósiles de estos animales también se repite en Morella con el yacimiento del Barranco de Vallivana, a pocos kilómetros del casco urbano de Morella. En este yacimiento las huellas son de hace 135 Ma (Cretácico inferior), formadas en un medio lacustre. Pero el yacimiento de este tipo más importante de nuestro territorio se localiza a poca distancia del casco urbano de Millares, en La Canal de Navarrés, en el paraje de la Rambla del Tambuc. Este yacimiento data del Cretácico superior (hace 80 Ma) y se conformó por el paso de dinosaurios terópodos y ornitópodos por llanuras intermareales de zonas costeras. Las huellas son muy abundantes –más de 400– y diversas, unos factores que junto con la buena preservación que presentan hacen de la Rambla del Tambuc el yacimiento de icnitas de dinosaurio más representativo del País Valenciano y uno de los más importantes de la península Ibérica.

La fauna marina mesozoica

Mientras los dinosaurios dominaban las tierras emergidas, la mayor parte de lo que hoy es el País Valenciano seguía bajo la influencia de las aguas de Tetis, el océano precursor del mar Mediterráneo. En esta época se estaba produciendo la rotura y la separación de Pangea, un proceso que provocó la aparición de este océano y de pequeñas cuencas sedimentarias marinas en el extremo oriental de la placa ibérica, con diferentes tipos de ambientes marinos. Las aguas poco profundas contaban con una amplia muestra de invertebrados que hoy en día aparecen en multitud de lugares de la geografía valenciana. Algunas de estas localidades son conocidas por la diversidad, abundancia o conservación excepcional de grupos de invertebrados bentónicos, como braquiópodos, crinoideos, bivalvos, equinoideos, corales o esponjas, y necton-planctónicos, como amonites –los más habituales de los mares mesozoicos– y belemnites. En algunas de las localidades mencionadas anteriormente también aparecen numerosos fósiles marinos, como es el caso de Morella o de Sot de Chera. En esta última localidad aflora la formación conocida como «esponjas de Yátova» que, además de presentar fósiles de amonites, belemnites, braquiópodos o bivalvos, está conformada casi exclusivamente por rocas calcáreas formadas a partir de la acumulación de esponjas, cosa que demuestra que, a veces, las rocas sedimentarias son auténticos fósiles.

«Mientras los dinosaurios dominaban las tierras emergidas, la mayor parte de lo que hoy es el País Valenciano restaba bajo las aguas de Tetis»

Antonio José Cavanilles describió en el siglo XVIII las faunas marinas mesozoicas de diferentes localidades de Castellón, como Forcall, Vilafranca o Vistabella, con una interpretación moderna que demostraba que el naturalista valenciano aceptaba las nuevas ideas sobre la historia de la Tierra que empezaban a popularizarse entre los naturalistas europeos. Por otro lado, en la provincia de Valencia encontramos otros yacimientos con un importante contenido paleontológico basado en las faunas marinas de los ecosistemas casi tropicales de Tetis, que no podrían haber existido sin una posición más cercana al ecuador que la que ocupa actualmente la placa ibérica, como demuestran los arrecifes coralinos como el de Ademuz. Es el caso de localidades como Riba-roja de Túria –con presencia de decenas de especies de cefalópodos–, Casinos o Loriguilla.

El dominio de la Cordillera Bética también aporta numerosos e importantes afloramientos de rocas marinas del Mesozoico. Las sierras diánicas norteñas de Alicante conforman el punto más septentrional de esta cordillera, enclavadas en el sector Prebético. El macizo del Montgó, el Coll de Rates o la sierra de Seguilí están integradas por rocas formadas en plataformas someras carbonatadas del Cretácico inferior, que la orogenia elevó hasta su posición actual. Estas sierras, además de tener una historia geológica muy interesante, poseen un gran contenido paleontológico conformado por faunas de invertebrados marinos como corales, foraminíferos o bivalvos, y en las cuales los amonites son los fósiles más característicos, muy apreciados por coleccionistas y aficionados a la paleontología.

Si hablamos de los fósiles jurásicos y cretácicos del dominio bético de la provincia de Alicante, es imprescindible citar la figura del profesor y catedrático de Geología murciano Daniel Jiménez de Cisneros, que a principios del siglo XX recorrió estos y otros afloramientos más modernos de la provincia reconociendo multitud de faunas que posteriormente han sido estudiadas más en detenimiento por un buen número de especialistas. Entre los innumerables lugares alicantinos que visitó Jiménez de Cisneros, destacan las sierres sur-occidentales de la provincia con materiales jurásicos, como la del Reclot –con notables faunas jurásicas de braquiópodos y amonites –, Crevillent o Algayat, que en conjunto integran algunos de los únicos afloramientos alicantinos del Subbético.

Fósiles del Cenozoico

Si dejamos atrás la época de los dinosaurios y nos sumergimos en las rocas valencianas de la siguiente era geológica, el Cenozoico, nos daremos cuenta de la presencia desigual de las dos grandes subdivisiones de esta era: el Paleógeno y el Neógeno. La primera de ellas se encuentra representada casi exclusivamente por rocas de origen continental, mientras que el Neógeno aporta rocas de ambientes tanto continentales como marinos que han revelado una amplia diversidad de organismos. Con la mayoría de dinosaurios extinguidos a raíz del impacto de un gran meteorito hace 65 Ma, un hecho que ha quedado grabado globalmente con una fina capa de iridio que en el País Valenciano aflora en Agost (Alicante), son los mamíferos los que se hacen con el dominio de los ecosistemas. En el País Valenciano encontramos una serie de yacimientos datados entre el Mioceno y el Plioceno, un intervalo de tiempo que se dispone entre hace 25 y 1,8 Ma, que han aportado una gran cantidad de testigos fósiles de los ecosistemas de aquellas épocas. En cuanto a los mamíferos de grandes dimensiones –o macromamíferos–, existen cinco localidades representativas de las faunas de este intervalo: Buñol, Crevillent, Venta del Moro, Alcoi y Almenara.

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Molar de mastodonte del yacimiento de Crevillent./ Plini Montoya.

A principios del Mioceno, el clima de la zona era más tropical que el actual clima mediterráneo de nuestras provincias. En estos ecosistemas existía una gran diversidad de mamíferos, como demuestran las más de cincuenta especies obtenidas del yacimiento de Buñol –el más antiguo de los antes mencionados–, seis de las cuales fueron descritas a partir de los materiales de sus afloramientos. Este yacimiento, conocido desde 1922, demuestra la existencia de un clima casi tropical que permitía la existencia de bosques húmedos habitados por rinocerontes, ardillas voladoras o Chalicotherium hace unos 18 Ma. En la cuenca del Segura-Vinalopó, los afloramientos del Mioceno superior de la zona de Crevillent han resultado en la descripción de unas cuantas decenas de localidades fosilíferas desde finales de los años sesenta del siglo XX, que han aportado numerosos fósiles de macro y micromamíferos tanto marinos como continentales. Entre la larga lista de especies que vivían en lo que era la zona de Crevillent hace 8,5 Ma, algunas de las más representativas, como una jirafa de cuello corto y cuatro cuernos –llamada Birherbohlinia– o el puerco espín más primitivo, compartían los ecosistemas con mastodontes, osos, tigres y otros organismos que, en conjunto, hacen de este yacimiento uno de los más importantes en el Estado español.

En cuanto a la importancia científica, el yacimiento de Crevillent únicamente se puede comparar en el País Valenciano con el de Venta del Moro, en La Plana de Utiel-Requena, unos tres millones de años más moderno que el de Crevillent. Situado en los últimos materiales del Mioceno, las rocas de este yacimiento son testigo de uno de los acontecimientos más importantes de la historia geológica de nuestra zona: la crisis de salinidad del Mesiniano. Este acontecimiento, provocado por el cierre del estrecho de Gibraltar a consecuencia de la aproximación entre la placa ibérica y la africana, ocasionó la desecación del Mediterráneo hace entre 5,9 y 5,3 Ma, gracias a la cual algunos organismos africanos y asiáticos llegaron a Europa cómo bien ilustran los fósiles de camellos, hipopótamos y primates de Venta del Moro. Estos organismos comparten yacimiento con más de setenta especies de vertebrados como cocodrilos, tortugas, tigres con dientes de sable, hienas o caballos, que habitaban las cercanías de una antigua laguna que iba variando en extensión en función del clima, favoreciendo así el soterramiento y la conservación de los cuerpos de los organismos. Otro tipo de yacimiento contemporáneo de la gran desecación del Mediterráneo es el arrecife coralino fósil de Santa Pola. Un arrecife de tipo atolón, que hoy constituye la sierra de Santa Pola, conformado por rocas de origen biogénico en las que los fósiles de corales y algas inundan la superficie rocosa.

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Yacimiento cenozoico de Venta del Moro. / Plini Montoya.

«Los materiales de la mina de Alcoi han aportado numerosos fósiles de macromamíferos que han acabado en diferentes museos e instituciones de medio mundo»

Una de las localidades fosilíferas de micro y macromamíferos de Casablanca, en la playa de Almenara (La Plana Baixa), también aporta información sobre la desecación del Mediterráneo durante el Mesiniano a través de nuevos fósiles de primates y otras especies que llegaron a Europa gracias a la retirada de las aguas. El complejo kárstico de Almenara está conformado por diferentes fisuras rellenadas con sedimentos y fósiles del Mioceno terminal y del Plioceno, la época geológica inmediatamente posterior al Mioceno y a la crisis salina del Mesiniano. Por último, la mina de Alcoi es conocida por sus fósiles de mamíferos desde medios del siglo XIX, un hecho que hace de este yacimiento uno de los más antiguos de España en cuanto a su descubrimiento. Los materiales de la mina de Alcoi tienen una edad de 5 Ma y han aportado numerosos fósiles de macromamíferos que, a consecuencia de su importancia y del momento de su descubrimiento, han acabado en diferentes museos e instituciones de medio mundo.

Pero además de las magníficas localidades cenozoicas con macromamíferos, las rocas del País Valenciano de esta era geológica también han aportado otros tipos de yacimientos con otros grupos de organismos. En Ribesalbes, Bicorp y Olocau han aparecido fósiles de insectos, anfibios y plantas en materiales del Mioceno. La conservación de estos tipos de organismos requiere unas condiciones muy concretas que puedan permitir la preservación de los detalles de los frágiles cuerpos de estos seres vivos, un factor que tiene grande influencia en la poca presencia de estos grupos en lo registro fósil. En Ribesalbes, en la comarca de La Plana Baixa, los insectos miocenos aparecen conservados en forma de finas películas o impresiones carbonosas sobre la roca con escaso relieve. Los yacimientos en los que se preservan organismos con cuerpos blandos acostumbran a ser agrupados en los llamados «Konservat-Lagerstätte», o yacimientos de conservación excepcional, que nos aportan una gran cantidad de información a pesar de ser muy poco habituales. Por su parte, el área de Bicorp (La Canal de Navarrés) contaba con un lago de agua salada hace unos 10 Ma, con unas características que han favorecido la conservación de insectos, plantas y pescados. Algunas de estas especies han sido descritas a partir del material de este yacimiento.

«La Cueva Negra, en Xàtiva, es uno de los yacimientos con fósiles neandertales más importantes de la península Ibérica»

Los primeros homínidos del País Valenciano

A medida que avanzamos hacia la actualidad en la tabla de los tiempos geológicos, los mamíferos empiezan a compartir los ecosistemas con un grupo concreto de organismos que inician una gran diversificación y expansión por el planeta: los homínidos. Hace poco más de 100.000 años nuestro territorio se encontraba sometido a los designios de la glaciación cuaternaria que cubría de hielo buena parte del hemisferio norte. El País Valenciano, así como otros lugares costeros del Mediterráneo, ofrecía unas condiciones excepcionales para el asentamiento de los primeros miembros del género Homo que llegaron a nuestros dominios: los neandertales. La Cova Negra, en Xàtiva, es uno de los yacimientos con fósiles neandertales más importantes de la península Ibérica. Esta cueva estuvo habitada esporádicamente por grupos reducidos de estos homínidos en cortos periodos de tiempos, ocupaciones que se codeaban con la presencia de carnívoros que habitaban la cueva cuando los neandertales la desocupaban. Los restos óseos y las herramientas aparecen durante un intervalo de tiempo de 80.000 años hasta los últimos momentos de existencia de esta especie de homínidos. Los neandertales también ocuparon otras cuevas del territorio valenciano, como la cueva del Bolomor (Tavernes de la Valldigna), el abrigo de El Salt (Alcoi) y La Cova Foradà (Oliva). Algunos de estos yacimientos representan los últimos testigos de la existencia de estos homínidos en la península Ibérica, poco antes de su extinción hace unos 40.000 años.

«Los fósiles y las estructuras geológicas están presentes en prácticamente cada kilómetro cuadrado de nuestro territorio»

Este es un repaso incompleto al patrimonio paleontológico valenciano. Incompleto porque el patrimonio geológico y paleontológico de una región es un conjunto inabordable de rocas que aparecen en cualquier barranco, campo o playa. A pesar de la existencia de yacimientos concretos de carácter excepcional, que nos permiten comprender las circunstancias generales de los ecosistemas de un área en una determinada época y de los procesos geológicos que han actuado, los fósiles y las estructuras geológicas están presentes y son visibles en prácticamente cada kilómetro cuadrado de nuestro territorio.

© Mètode 2017
Paleontólogo (Valencia).