Cada periodo histórico ha tenido su verdugo epidémico, y casi siempre han sido los cambios ecológicos entre las comunidades humanas y el entorno los que han provocado cambios en la patogenicidad y en las enfermedades epidémicas.
Las primeras críticas a la retórica de la COVID-19 advierten sobre el uso de metáforas bélicas que pueden acercarnos a un sentimiento autoritario y nacionalista, evocando a la xenofobia y al racismo.
Además del aislamiento protector, el aumento de la capacidad sanitaria, una sociabilidad más segura y un estímulo económico orientado a la salud, tendremos que preparar nuestros corazones, nuestras manos y nuestras mentes para un esfuerzo para volver a hilar y reforzar nuestro complejo y vital tejido social.
En el momento de publicarse este número asistimos, entre incrédulos, inseguros e impotentes, a una situación solo comparable a la vivida en las dos guerras mundiales del siglo XX. Una pandemia global, que ha situado de nuevo a la especie humana ante un escenario tan inédito y desconocido como imprevisible.
La ciencia como respuesta. Este tendría que ser el mensaje que impregnara la sociedad después de esta crisis por la COVID-19. Y, aun así, es dudoso que, en cuanto se pueda, no se vuelva al mismo punto de donde partimos, es decir, a una ciencia
El bioquímico de Algemesí Vicent Pelechano, junto con el grupo de investigación que lidera en Suecia, ha desarrollado un método sencillo, rápido y barato para poder detectar el SARS-CoV-2 en enfermos. Nos lo explica en esta entrevista.
Desplazar el cambio climático de la agenda mediática podría comportar el riesgo de que se endurezca el consenso de una narrativa a favor del crecimiento económico que deje la cuestión medioambiental en un segundo plano.
A pesar de que el coronavirus es un microbio, el autor hace uso de dos símiles animales para explicar la aparición, repentina e imprevista (o no), de fenómenos como la COVID-19, pero también de otros desastres «imprevistos», sean económicos, sociales, políticos u otros.
En el caso de la pandemia de COVID-19, vuelven a estar presentes muchos factores que han marcado el recorrido de las enfermedades emergentes en los últimos cincuenta años. Un tiempo en el que el control y la prevención de todas estas patologías tendría que haber sido uno de los objetivos prioritarios de la acción sanitaria internacional.
La próxima vez podríamos enfrentarnos a un virus todavía más mortal que el SARS-CoV-2. Ahora es el momento perfecto para empezar a hacer trabajo, ahora que estamos concienciados del peligro que representa una pandemia.