Además del aislamiento protector, el aumento de la capacidad sanitaria, una sociabilidad más segura y un estímulo económico orientado a la salud, tendremos que preparar nuestros corazones, nuestras manos y nuestras mentes para un esfuerzo para volver a hilar y reforzar nuestro complejo y vital tejido social.
Observemos la irrupción del brote de coronavirus en China. La divulgación de información precisa y bien interpretada es clave en los primeros momentos de intervención en un brote emergente. Pero parece que la necesidad, la presión o la notoriedad para publicar está afectando el rigor de la investigación.
Si queremos que la ciencia tenga un papel social relevante de verdad, debemos plantear el camino inverso y responder con ciencia a las preguntas y problemas de las personas y la sociedad. Debemos tratar a la ciencia como herramienta, no como protagonista.
La retractación son pocas, comparadas con la gran cantidad de literatura científica que se publica cada año, pero son importantes, reflexiona el autor.
¿Es necesario realmente aumentar la producción global de energía, materiales y alimentos para hacer frente al crecimiento de la población mundial?
Con motivo del Día Internacional de las Enfermedades Minoritarias, dirigimos la mirada hacia el laboratorio donde la investigadora Carmen Agustín pone bajo la lupa el síndrome de Rett. Además, conocemos a una afectada por la enfermedad, Ainhoa Gil; su madre, Vanessa López, explica cómo es el día a día de su hija.
¿Qué hacen los científicos cuando explican y exponen su investigación o la de los otros? ¿Comunican su investigación o la divulgan? Marfany prefiere "diseminar conocimiento".
La tesis de la periodista Lucía Sapiña, colaboradora de la revista Mètode, aborda el tratamiento por parte de la prensa del cáncer infantil y juvenil en España, desde los años sesenta hasta la actualidad.
La exposición «Frankenstein o el moderno Prometeo: diálogos entre ciencia y literatura» presenta cómo ambas disciplinas se han complementado a lo largo de los añosa través del análisis de los debates científicos que se plantean en la obra de Mary W. Shelley, Frankenstein.
Reducir al mínimo indispensable el número de animales que participan en un experimento es, además de un imperativo legal, un objetivo deseable desde el punto de vista ético. Además, reducir el tamaño muestral de un experimento reduce también su coste económico y el tiempo y el esfuerzo necesario para llevarlo a cabo.