Las múltiples caras del dolor
El 17 de octubre se celebra el Día mundial contra el dolor
«El dolor es el síntoma más frecuente en la enfermedad humana y ha acompañado a los seres vivos desde el inicio de su existencia». Con esta afirmación se iniciaba la presentación del monográfico La cara del dolor, que comenzaba precisamente con una mirada histórica sobre el dolor y su tratamiento, y que consideraba además los aspectos culturales que acompañan a este síntoma universal. Se revisaron también la epidemiología del dolor y distintos aspectos de su tratamiento, incluyendo los éticos y el derecho a no sentir dolor.
En el mismo número de Mètode, Antonio Ariño recordaba que 2011 había sido declarado por la Asociación Internacional para el estudio del dolor (IASP en sus siglas en inglés) «Año global de la lucha contra el dolor», comentaba la necesidad de abandonar prejuicios que nos llevan a aceptar el dolor como algo necesario y reivindicaba el derecho al «dolor cero». Este síntoma seguirá acompañando a los humanos a lo largo de su vida, pero todos podemos contribuir a aminorar el sufrimiento que produce, y para ello hace falta no solo investigar los mecanismos de producción y transmisión del dolor y desarrollar medicamentos y métodos físicos más eficaces, sino formar mejor a los profesionales y a la población. Es fundamental también crear las estructuras sanitarias adecuadas, que deben incorporar equipos multidisciplinares y evitar enfoques exclusivamente médicos.
«El dolor seguirá acompañando a los humanos a lo largo de su vida, pero todos podemos contribuir a aminorar el sufrimiento que produce»
El tema sigue siendo actual y su análisis, necesario. La IASP ha declarado este año 2016 como «Año global contra el dolor articular». Este tipo de dolor musculoesquelético es el más frecuente en todo el mundo; en España, según la última encuesta de salud, un 32% de las personas tienen a diario dolor de espalda, con predominio en mujeres. Se trata de un problema complejo y la mayor parte de las veces de carácter crónico. Fundamentalmente se debe a enfermedades reumáticas, degenerativas o traumatismos y genera bajas laborales y costes sociales y sanitarios millonarios en los países industrializados. La buena noticia es que existen medios para tratarlo y lo que es más importante, prevenirlo, pero hay que dedicar a ello recursos suficientes.
Aunque tema y contenidos siguen vigentes, probablemente el monográfico de Mètode sobre dolor adoleció de un mayor espacio dedicado a los aspectos psicológicos y sociales del dolor. Si hubiese que plantearlo de nuevo habría que considerar también el análisis de los aspectos económicos del dolor y su tratamiento.
Además del monográfico sobre el dolor, del número 71 de la revista Mètode también os destacamos las entrevistas al socioecólogo Ramon Folch y al profesor de Historia de la Medicina en la Universidad de Oxford Mark Harrison, o el artículo de Daniel Climent sobre el espino blanco.
La disponibilidad de analgésicos para el tratamiento de la mayoría de afecciones dolorosas ha demostrado ser insuficiente para conseguir aliviar adecuadamente el dolor. Este síntoma continúa presente con una prevalencia exageradamente alta entre la población general.