Los mundos inventados son la simulación máxima, lugares donde se ponen a prueba las teorías científicas sin interferencias, pero respetando las leyes de la física y la química.
La conferencia científica precede al enseñamiento formal, y al final de todo quedan las charlas informales. Un formato híbrido son las conferencias divulgativas.
Todos tiene derecho a elegir una opinión, pero a elegir los hechos. El autor evidencia así que puede ser que la ciencia no tenga ideología, pero los científicos seguro que sí.
Purroy escribe y lee reseñas de libros científicos por diversos motivos: por hacer un favor a un amigo, por facilitar el acceso a un libro o por hacer un ensayo.
La epistemología queda lejos de la experiencia de la gente, como los ensayos doble ciegos o la necesidad de incluir muchas muestras en las estadísticas.
La retórica es inseparable de cualquier forma literaria que intente influir. Los científicos de todas las épocas han usado recursos retóricos para reforzar sus argumentos.
Antes de los sudokus, nos hicieron creer que éramos unos cracks del cálculo mental. Los quiscos y librerias estaban llenos de divertimentos matemáticos.
La literatura científica de viajes comienza y acaba con la antropología. Eso sí, no es hasta finales del siglo XIX que se da el cruce entre la literatura científica y la de viajes.
Puede ser que el uso más sorprendente de la cocina en la literatura científica sea como lugar de encuentro entre puntos de vista divergentes y, posiblemente, irreconciliables.
¿Qué le pedimos a un libro de bricolaje? ¿Que sea divulgativo o que estimule la creatividad? Purroy los ubica entre la divulgación científica y los protocolos de laboratorio.
El creciente interés en la comercialización de los resultados de la investigación científica ha instado a muchos científicos a experimentar con los planes de negocio.
Las antologías, resultado de la selección del editor de textos que encajan con el discurso que quiere hacer, son uno de los géneros de la literatura científica más interesantes.
Cuesta darse cuenta que, a veces, la literatura que hacen los científicos puede ser humorística por sí sola, y que la ciencia puede dar lugar a diversas formas de humor.
El género lab lit no es ciencia ficción, sino ciencia-en-la-ficción, ficción que pone el foco sobre las historias que pasan allí donde se hace ciencia.