La creciente interacción con máquinas plantea una serie de cuestiones sobre las que no hay experiencia y tampoco una predicción fiable para saber cómo influirán en la evolución de la sociedad.
Las interfaces cerebro-computadora (ICC) permiten controlar dispositivos sin generar ninguna acción motora, solo mediante la descodificación directa de las señales cerebrales del usuario.
Por efecto de las condiciones ambientales extremas, la lejanía de los otros continentes y por su profundidad, a causa del peso del hielo continental, la plataforma continental antártica ofrece una gran oportunidad para entender mejor cómo sería un ecosistema prístino.