El autor ha vivido los cambios que ha habido en las últimas décadas en el sistema de investigación español y nos lo describe de mil formas.
El libro es, en definitiva, una forma entretenida, variada y útil de entrar en el mundo del racionalismo, un compendio de consejos y técnicas para pensar mejor.
Dice el mito que la ciencia no tiene ideología. Quizá la ciencia no, pero los científicos bien seguro que sí. Y los legos aún más, con la ventaja de que
«Me veo ahora frente a la muerte pero no he acabado con la vida.» Esta es la cita que encabeza Gratitude, un libro brevísimo –se lee en media horita– pero de una intensidad poco común.